<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>El Gobierno está desarrollando una estrategia de “diplomacia sanitaria o de las vacunas” con el objetivo de hacer llegar millones de vacunas contra el COVID-19 a los países menos desarrollados a partir de las cantidades sobrantes que reciba España a través de la UE.</strong></h4> La UE ha estructurado un programa común para la distribución entre los Estados miembros de las vacunas procedentes de las adquisiciones anticipadas europeas, que se repartirán en función de la población de cada país. <strong>Con ese criterio, España recibirá el 10% del total de las 800 millones de unidades de inmunización estimadas, lo que equivaldrá a 140 millones de dosis para vacunar a 80 millones de personas.</strong> Según la Comisión Europea, la distribución de las vacunas no empezará antes del 26 de diciembre, siempre en función de lo que decida la Agencia Europea del Medicamento (EMA), que se reunirá hoy para abordar la posible aprobación de la vacuna de Pfizer. Las campañas vacunación se desarrollarán simultáneamente entre el 27 y el 29 de diciembre tanto en España como en el resto de la UE. Las cantidades que va a recibir España superan en mucho las necesidades de la población total española (<strong>47 millones de habitantes frente a 80 millones de unidades de inmunización</strong>), y es dentro de ese margen de excedente con el que el Gobierno español desarrollará su estrategia de “diplomacia sanitaria o de las vacunas” para distribuir dosis en terceros países, según informaron fuentes diplomáticas. Según estas mismas fuentes, la política del Gobierno español no sólo está alineada con la idea de “la salud como bien público global”, sino que va “más allá del componente moral y ético” y afecta incluso al interés nacional, ya que <strong>“mientras queden focos en terceros lugares, España seguirá expuesta al riesgo de importaciones o a posibles mutaciones del virus en terceros países”. </strong> El Gobierno todavía no ha ultimado la estrategia ni ha tomado una decisión exacta sobre el porcentaje exacto de vacunas que se dedicarán a este doble propósito de “solidaridad e interés” porque aún queda por aclarar una serie de componentes técnicos y sanitarios, como la escala exacta de los remanentes de vacunas, la escala de las distribuciones en terceros países y la elección de los Estados destinatarios de las vacunas. En todo caso, la "diplomacia de las vacunas" se basará, en principio, en tres grandes frentes: las <strong>donaciones </strong>propiamente dichas a partir de los excedentes de vacunas en España, la <strong>coordinación con organismos regionales y multinacionales y ONG</strong> para hacer llegar las vacunas a países socios y a determinados contextos humanitarios y <strong>las contribuciones financieras para mecanismos de coordinación</strong>, como los 50 millones de euros comprometidos por el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a la Alianza para las Vacunas (GAVI), que se dedicarán totalmente al compromiso de compra anticipada de vacunas para el COVID-19 y con lo que se pretende facilitar la llegada de dosis gratuitas para al menos el 20% de la población de los países menos desarrollados. Un cuarto frente es el <strong>europeo</strong>. El Ministerio de Asuntos Exteriores está trabajando para implicar al conjunto de la UE en las donaciones a terceros países y Pedro Sánchez defendió el pasado miércoles en el pleno del Congreso que se articulen, en el seno de la Unión Europea, las donaciones de los excedentes de las vacunas para los países y áreas regionales sin acceso a ellas, por ejemplo, en África o Latinoamérica.