The Diplomat
El diplomático Yago Pico de Coaña, que participó activamente en los procesos de paz en Centroamérica y Colombia, afirmó el jueves que “los archivos de Estados Unidos sobre esos procesos, confirman que España tenía razón en el caso centroamericano”.
Pico de Coaña, que fue embajador de España en Nicaragua y Colombia y durante muchos años director general para Iberoamérica en el Ministerio de Asuntos Exteriores, presentó en Casa América su libro “Los procesos de paz en Centroamérica y Colombia” en el que analiza su participación como “facilitador” en las negociaciones entre los Gobiernos y las fuerzas guerrilleras en El Salvador, Guatemala, Nicaragua y Colombia, en la década de los ochenta y comienzos de los noventa.
En el libro, Pico de Coaña enumera los principios básicos de un proceso de paz y describe cómo se llevan a cabo dichos proceso, tal y como desarrolló en su intervención, en la que estuvo acompañado por el director de Casa América, Antonio Pérez-Hernández; así como por Carlos Castresana, fiscal del Tribunal Supremo de España en excedencia; Mariano Jabonero, secretario general de Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), Basilio Rodríguez, presidente del Grupo Editorial Sial Pigmalión, que ha publicado el libro; y la periodista María Dolores Albiac.
El embajador citó entre esos principios básicos para la solución de conflictos, la existencia de “una voluntad política real de las partes” para tratar de alcanzar un acuerdo” y que haya “un interlocutor válido y si es posible único”. Asimismo, consideró necesaria la carencia de protagonismo en los negociadores y un ejercicio de discreción, porque -indicó- “la paz se hace, no se pregona”.
Además de una “gran tolerancia y respeto por el otro”, Pico de Coaña indicó que para alcanzar la paz se exige “una política de Estado y no del Gobierno de turno”, y recordó que en el proceso de Guatemala pasaron cuatro gobiernos diferente y en el de El Salvador, cinco. También subrayó que “la victoria militar no es posible y ni siquiera deseable para la sociedad civil”.
El diplomático español señaló que en la negociación del acuerdo se han de proponer “reformas para quitar banderas demagógicas a los que se echan al monte”, y que se ha de lograr establecer “un camino a seguir”, pactado por los negociadores.
Asimismo, valoró que los que actúan como facilitadores, cumplan lealmente con su papel, tengan una gran seriedad y no pretendan dar lecciones, aunque indicó que han de ser “imparciales, pero no neutrales, porque han de defender el respeto de los Derechos Humanos y entre ellos el derecho a la vida”.
En este sentido, llamó la atención contra los “falsos mediadores, que cobran por días de trabajo”, y aludió a que eso sucedió en España con ETA.