The Diplomat
El Papa recibió ayer durante treinta y cinco minutos, en el Vaticano, al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante quien advirtió de que las ideologías sectarizan y de que la política “no es una cuestión de maniobras”.
Sánchez, acompañado de su esposa, Begoña Gómez; de la embajadora ante la Santa Sede, Carmen de la Peña; y de otros miembros de su delegación, tuvo oportunidad de asistir a un gesto poco habitual en las recepciones del Pontífice a jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo. Fue un discurso improvisado, de seis minutos, en el que Francisco quiso dejar clara su preocupación por el peligro que representan los nacionalismos y “las ideologías que se apoderan” de la nación.
“Es muy triste -dijo textualmente el Papa- cuando las ideologías se apoderan de la interpretación de una nación, de un país y desfiguran la patria”. Y enfatizó: “Las ideologías sectarizan, las ideologías deconstruyen la patria, no construyen”.
Recordando lo que decía Pablo VI, Francisco señaló que la política es una de las formas más altas de caridad. “La política no solo es un arte, es un acto de caridad que ennoblece y muchas veces lleva al sacrificio», afirmó, al tiempo que advirtió de que la política «no es cuestión de maniobras» o «de resolver casos, que todos los días llegan al escritorio de los políticos, sino de servicio».
Preocupado por la situación actual que vive el mundo y los paralelismos con los momentos previos a la segunda guerra mundial, el Santo Padre aludió al libro «Síndrome 1933», Siegmund Ginzberg, un intelectual italiano del Partido Comunista, que en esa obra se refería a Alemania. “Caído el imperio de Weimar -dijo el Papa- empezó una ensalada de posibilidades para salir de la crisis. Ahí empezó una ideología, el camino del nacionalsocialismo, y siguió hasta llegar a lo que conocemos: al drama de Europa con esa patria inventada por una ideología», en referencia al régimen de Adolf Hitler.
En su alocución también insistió en la idea de que un político tiene en sus manos «el país, la nación y la patria». «Un político tiene bastante trabajo, así que no le es fácil. Usted transmítalo a los miembros de su Parlamento lo que piensa el Papa de esto y el gran respeto por la vocación política una de las formas más altas de la caridad», concluyó.
Tras el que ha sido el primer encuentro entre el Papa Francisco y el jefe del Ejecutivo, el Vaticano destacó en un comunicado la «oportunidad de diálogo constante» entre la Iglesia española y el Gobierno de Sánchez, además de abordar temas de carácter internacional como «la emergencia sanitaria actual, el proceso de integración europea y las migraciones». Por su parte, desde Moncloa, mencionaron otras cuestiones tratadas como la globalización, el cambio climático, la migración y la educación.
El Papa regaló al presidente del Gobierno español un relieve en bronce patinado que enmarca la figura de una mujer con un niño en brazos que entra en la columna de la Plaza de San Pedro, unas grandes manos entrelazadas en señal de fraternidad y una barca todavía en el agua con migrantes, así como los escritos más importantes que constituyen la hoja de ruta de su pontificado. Por su parte, Sánchez regaló a Francisco un facsímil del ‘Libro de horas’ del obispo Juan Rodríguez de Fonseca.
Posteriormente, el presidente del Gobierno se reunió con el secretario de Relaciones con los Estados, Monseñor Paul Richard Gallagher, antes de regresar a España.