The Diplomat
El impacto de la COVID-19 ha sumido al turismo mundial en una crisis sin precedentes, según puso el lunes de manifiesto el secretario general de la OMT, Zurab Pololikashvili, quien apostó por acciones multilaterales para recuperar al que ya es el tercer sector más importante de la economía mundial.
Pololikashvili detalló las cifras del impacto que ha tenido la pandemia sobre el turismo durante la presentación online del informe “El Turismo y la COVID-19”. Para empezar, se espera que las llegadas de turistas internacionales puedan disminuir hasta un 78%, poniendo en riesgo 100 millones de empleos directos y perjudicando fundamentalmente a las pequeñas empresas, que soportan el 80% del turismo mundial. Además, el gasto turístico puede disminuir entre 910.000 millones de dólares y 1,2 billones de dólares en 2020. Si estas previsiones se confirman, el PIB mundial caerá entre un 1,5% y un 2,8%.
Las previsiones, comparadas con las cifras de 2019, pintan un panorama catastrófico. El sector sustentó el año pasado uno de cada diez empleos a nivel mundial y proporcionó medios de vida a cientos de millones de personas tanto en las economías en desarrollo como en las desarrolladas. Sólo en Europa, el turismo sustenta 27 millones de empleos y millones de empresas. En algunos pequeños estados insulares en desarrollo (PEID), el turismo representó el año pasado hasta el 80% de las exportaciones. Y en países desarrollados, como Alemania (3,9%), Francia (7,4%) o España (11,8%), supone una importantísima aportación a su PIB.
Los más afectados por esta crisis sin precedentes serán las mujeres y la población joven (entre 15 y 24 años), que son los grupos con mayor representación en el sector, además de los trabajadores de la “economía informal”.
Por países, todos se verán afectados aunque lo serán en mayor medida los pequeños estados insulares y los países menos adelantados (PMA). Se prevé, según el informe, que las corrientes mundiales de Inversión Extranjera Directa (IED) disminuirán hasta un 40% en 2020.
Las cifras del turismo en 2019 dejan ver claramente la magnitud de la catástrofe. En 2019, el turismo fue la tercera categoría de exportación más importante del mundo, por detrás de los combustibles y los productos químicos, y aportó el 7% del comercio mundial.
Uno de los mayores riesgos que supone esta repentina caída de la demanda turística es que cortará la financiación de las operaciones de conservación. El 7% del turismo mundial se relaciona con el turismo de vida silvestre, un segmento que crece un 3% anualmente. Y eso, a su vez, pondrá en riesgo los puestos de trabajo en comunidades alrededor de los hábitats protegidos, aumentando la caza furtiva, el saqueo y el consumo de carne de animales silvestres.
Cinco prioridades para la reactivación del turismo
Por todo ello, Pololikashvili enumeró las cinco prioridades de la OMT para reactivar el turismo mundial: mitigar los efectos socioeconómicos en los medios de vida, en particular, el empleo y la seguridad económica de las mujeres; impulsar la competitividad y la capacidad de recuperación mediante la diversificación, la promoción del turismo nacional y regional y facilitando un entorno empresarial propicio para las MIPYME; fomentar la innovación y la transformación digital del turismo, incluida la inversión en aptitudes digitales; fomentar la sostenibilidad y la economía verde para gestionar el cambio hacia un sector turístico resistente, competitivo, eficiente en el uso de los recursos y neutral en cuanto a las emisiones de carbono; y coordinar alianzas para reiniciar y transformar el sector con miras a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, asegurando que esa recuperación ponga a las personas en primer lugar.
Además de esas cinco prioridades, la OMT subraya la importancia de la coordinación y la cooperación continuas a todos los niveles. Pololikashvili advirtió que es necesario aplicar el principio de «juntos más fuertes», para evitar las consecuencias negativas a corto y largo plazo de que los gobiernos adopten decisiones unilaterales.