<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>En 1720, el Rey Felipe V encargó a su nuevo embajador en Londres,</strong> <strong>Jacinto de Pozobueno, que preparara la restitución de Gibraltar a cambio de concesiones comerciales y estratégicas a Inglaterra. La misión fue un fracaso, pues apenas obtuvo una promesa, obviamente incumplida, del Rey Jorge I, y concluyó en 1727 con el sitio militar español para reconquistar el Peñón</strong></h4> El nuevo embajador, el capitán general <strong>Jacinto de Pozobueno y Belver</strong>, tenía una amplia experiencia militar y diplomática fuera de España, según la biografía que recoge la Real Academia de la Historia. Nacido en Ninove (Bélgica) en 1659, Pozonuevo perteneció a la Infantería y los Tercios en Flandes, fue gobernador de Trapani (Sicilia), Badajoz y Pamplona, encabezó una embajada ante el Rey Luis XIV Versalles y fue enviado Suecia en 1719 para negociar una alianza con Carlos XII. “Ha pasado la mayor parte del tiempo fuera de España y conoce muchos de los países de Europa. Habla perfectamente el francés y el italiano. Ha estado cinco veces en Inglaterra, cuya lengua entiende y habla un poco. Es un hombre inteligente y bastante capaz”, dijo de él <strong>William Stanhope, embajador de Gran Bretaña en Madrid </strong>justamente en el mismo periodo de tiempo en que Pozonuevo fue embajador de España en Londres, entre 1720 y 1727. Pozobueno fue nombrado embajador en Gran Bretaña en julio de 1720, en un momento particularmente animado. Sólo tres años antes, las grandes dificultades dinásticas habían obligado a un <strong>Jorge I</strong> necesitado de apoyos internacionales a comprometerse con Felipe V a iniciar conversaciones con vistas a la devolución de Gibraltar, pero las conversaciones no llegaron. Por aquellos mismos años, la <strong>Cuádruple Alianza</strong> (formada por Gran Bretaña, Francia, el emperador y Saboya-Piamonte) intentó que España firmara un tratado de paz que reconociera firmemente los acuerdos de Utrecht de 1713, que incluían la cesión de Gibraltar y Menorca a Londres a cambio del reconocimiento de la dinastía borbónica tras la Guerra de Sucesión, pero Madrid se negó. En 1719, Inglaterra se mostró dispuesta incluso a aceptar la entrega de Gibraltar a cambio de algún puerto en América y de la entrada de España en la Cuádruple Alianza. En estas circunstancias, Felipe V ordenó a Pozonuevo que preparase las negociaciones para la restitución de Gibraltar. En contrapartida, España se adheriría a la Cuádruple Alianza y concedería ciertos privilegios comerciales a Inglaterra incluidos en Utrecht, concretamente, la confirmación del privilegio de asiento (el derecho a exportar esclavos a América) y del navío anual de permiso (que permitía la participación limitada en el comercio con las Indias). En junio de 1721, Gran Bretaña obtuvo todas estas promesas con la firma del <strong>Tratado de Madrid</strong> entre España, Francia y Gran Bretaña, por el que España se unía finalmente a la Cuádruple Alianza. La devolución de Gibraltar se había planteado como una condición previa para la firma y tanto Stanhope como el secretario de Estado español, el marqués de Grimaldi, aseguraron que el Tratado de Madrid nunca sería ratificado mientras Londres no hiciera pública su intención de devolver el Peñón. El 1 de junio, Felipe V recibió una carta de Jorge I con el siguiente mensaje<strong>: “No vacilo en asegurar a V. M. que estoy pronto a complacer en lo relativo a la restitución de Gibraltar”</strong>. La carta concretaba que la devolución se produciría en el mismo año 1721. El 5 de julio, España ratificó el Tratado, pero la promesa de Jorge I nunca se materializó. La misión de Pozobueno concluyó en enero de 1727. En febrero, las tropas españolas lanzaron un intento militar de conquistar Gibraltar, lo cual se tradujo en un asedio de cinco meses (el segundo desde 1704-1705) y en la firma del armisticio en junio del mismo año. En 1728, con el Acta de Confirmación en El Pardo, Londres se comprometió a tratar el conflicto del Peñón en un Congreso internacional previsto en Soissons. España acudió a este congreso en junio del mismo año para reclamar el cumplimiento de la promesa de 1721, pero no sirvió para nada.