<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>El apoyo de los cuatro grandes de la Eurozona no fue suficiente ayer para que la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital de España, Nadia Calviño, consiguiera la Presidencia del Eurogrupo, en la que figuraba como supuesta favorita.</strong></h4> La candidatura de Calviño había logrado <strong>el apoyo expreso de Alemania, Italia, Francia</strong> y, obviamente, España, además de Grecia y de Portugal, y desde el Gobierno español se las prometían muy felices. La propia ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, incluso llegó a declarar ayer, durante la rueda de prensa conjunta en París con su homólogo francés, Jean-Yves Le Drian, que “todo parece indicar” que el triunfo sería para la candidata de Pedro Sánchez. No obstante, para conseguir el número mínimo de apoyos (diez países), Calviño tenía que enfrentarse en la votación telemática de ayer (una votación secreta que impide saber públicamente no sólo quiénes han votado a quienes, sino incluso cuántos votos ha obtenido cada candidato) al liberal luxemburgués Pierre Gramegna (que inicialmente sólo contaba con el respaldo del Benelux, o poco más) y al conservador irlandés Paschal Donohoe. Al final, tras una intensa semana de gestiones diplomáticas para atraer el voto de los más indecisos (Malta, Chipre o, en segunda ronda, Bélgica y los países bálticos), el ganador ha sido <strong>Paschal Donohoe</strong>, quien contaba con el apoyo del Partido Popular Europeo y de varios gobiernos liberales (tras la derrota de Gramegna en la primera vuelta) y que sucederá al portugués Mário Centeno, cuya reciente dimisión como ministro de Finanzas le impedía seguir al frente del Eurogrupo. Con esta votación se ha repetido <strong>el fiasco que ya vivió hace cinco años el que fuera ministro de Economía con Mariano Rajoy, Luis de Guindos</strong>, quien lo intentó en 2015, pero perdió ante Jeroen Dijsselbloen a pesar de que partía con opciones importantes de ganar. De Guindos decidió renunciar a finales de 2017 a una segunda candidatura para suceder al propio Dijsselbloen y actualmente ejerce de vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE). De haber ganado, Calviño hubiera sido la primera mujer y la primera persona de nacionalidad española que preside este grupo formado por los ministros de Economía de la Zona Euro. La presidencia del Eurogrupo no otorga poder ejecutivo, capacidad decisoria ni voto de calidad, pero sí permite controlar la agenda e influir en los debates y en la búsqueda de consensos, lo cual hubiera podido tener su importancia en los actuales debates europeos sobre el Fondo de Recuperación tras la crisis del COVID-19, el Marco Financiero Plurianual (MFP, Presupuesto comunitario) 2021-2027, la Unión Bancaria, los procedimientos de evaluación de los planes nacionales de reformas o las condiciones para recibir fondos comunitarios.