<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>La pandemia del COVID-19 ha acelerado y agravado las tendencias geopolíticas que ya se advertían antes de la crisis, como el deterioro de la globalización, los problemas de gobernanza en la UE y la tendencia a un mundo bipolar dominado por la rivalidad de Estados Unidos y China. En estas condiciones, España debería aprovechar la situación para proyectar “una política exterior definida estratégicamente, orientada a la defensa de los intereses nacionales</strong><strong>” </strong><strong>y basada en una "mayor autonomía</strong><strong>” </strong><strong>respecto a la UE</strong><strong>.</strong></h4> Éstas son las principales conclusiones del último informe del Real Instituto Elcano, titulado <a href="http://www.realinstitutoelcano.org/wps/portal/rielcano_es/contenido?WCM_GLOBAL_CONTEXT=/elcano/elcano_es/zonas_es/documento-espana-y-la-crisis-del-coronavirus" target="_blank" rel="noopener noreferrer"><strong><em>España y la crisis del coronavirus</em></strong></a>. “Nuestra tesis es que España debe hacer de la necesidad virtud y aprovechar la crisis para impulsar reformas estructurales que en cualquier caso eran necesarias”, declaró ayer el director del think tank, <strong>Charles Powell</strong>, durante la videoconferencia de presentación del documento, en el que se abordan los retos, las amenazas y las oportunidades a que se enfrenta España en los ámbitos de la salud, la economía y la geopolítica. “España se presenta al mundo como uno de los principales Estados miembros de la UE, una de las 20 grandes economías del planeta y una de sus 20 democracias plenas, un invitado permanente del G20, un aliado de EEUU, un socio con vínculos e intereses compartidos con América Latina y el Mediterráneo, una potencia cultural de referencia, así como un país profundamente comprometido con los objetivos de desarrollo sostenible, los derechos humanos y la igualdad de género”, advierte el informe. <strong>“La pandemia de COVID-19 ofrece una ocasión única para demostrar qué significa todo ello en la práctica, pero sin perder de vista cómo el mundo ha girado en una dirección más adversa para los intereses de un país abierto y multilateralista como España”</strong>, prosigue. Por ello, advierte, <strong>“</strong><strong>España necesita llevar a la práctica una política exterior definida estratégicamente, en la que el refuerzo de su presencia sea un elemento central de una acción exterior orientada a la defensa de los intereses nacionales”</strong>. Estos intereses “están alineados con una Europa fuerte y una gobernanza global fiable”, pero “dada la ausencia de una hoja de ruta realista para una verdadera unión política en el marco de la UE, y también la falta de orientación estratégica de la OTAN, <strong>España deberá buscar una mayor autonomía propia</strong>”, prosigue. “Para ello, debe combinar los apoyos multilaterales y bilaterales que le permitan mitigar los riesgos y ampliar sus marcos de actuación, pasando de uno a otro en función de dónde puedan defenderse mejor los intereses nacionales”, advierte el Real Instituto Elcano. <strong>“Sin perjuicio de que las instituciones europeas sean una referencia ineludible, España deberá tomar la iniciativa en las decisiones políticas de gran calado y, en función de sus intereses, apostar por un multilateralismo de geometría variable, que le permita construir alianzas con los países que estén más próximos a las posiciones españolas en cada caso concreto”</strong>, añade. Dentro de esta estrategia, España debería <strong>“coliderar los debates e iniciativas sobre el impulso a una arquitectura de gobernanza internacional más ambiciosa y con efectos prácticos”</strong>. Al respecto, una autora del informe<strong>, Iliana Olivé</strong>, afirmó durante la presentación que <strong>“éste es el momento de repensar el rol de España en el sistema multilateral de desarrollo, y quizás se debería empezar por las agendas sanitaria y climática”</strong>. La pandemia, según el documento, debe aprovecharse también como una “<strong>oportunidad para relanzar las relaciones exteriores de España con el Magreb (y el resto del Mediterráneo), con América Latina, y con el África subsahariana</strong>”. Asimismo, prosigue, “España, al igual que la UE y los demás Estados miembros, debe seguir <strong>una política de diversificación asimétrica en la rivalidad entre EEUU y China”</strong>. “Sin caer en equidistancias, se trata de evitar iniciativas frentistas que puedan resucitar un orden internacional bipolar y reduzcan todavía más la autonomía estratégica europea”, advierte el informe. <h5><strong>Otros retos</strong></h5> Por otra parte, el informe advierte de que uno de los primeros retos de España, al igual que de “otros muchos países”, es “trabajar intensamente en mejorar la capacidad interna para la gestión de pandemias” y apoyar “<strong>mecanismos eficaces europeizados de gestión de futuras crisis sanitarias</strong> (suministro de material médico o diseño de una suerte de estado de alarma europeo) y armonización en el control y seguimiento de los contagios a corto plazo”. Al respecto, <strong>Ignacio Molina</strong>, uno de los autores del informe, advirtió durante la videoconferencia de que <strong>“una debilidad compartida en Occidente, no sólo en España, durante la crisis ha sido la dependencia industrial de China para el suministro de equipamientos médicos”</strong>. En cuanto a la respuesta de España a la crisis económica causada por el COVID-19, el informe advierte de la necesidad de aprovechar la futura recuperación como “una oportunidad para trasformar el modelo productivo español, hacia un modelo más digital, internacionalizado, verde e inclusivo”. <strong>“La UE es el salvavidas, pero España sólo podrá aprovechar esos fondos si hace los deberes en casa y tiene capacidad para absorber esos fondos”</strong>, advirtió otro de los autores del informe, <strong>Federico Steinberg</strong>.