<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>El Gobierno español está especialmente interesado en agilizar la apertura de las fronteras internas en el espacio Schengen para salvar la actual temporada turística, pero siempre y cuando el proceso se haga de forma acordada y coordinada con el resto de socios para evitar un rebrote de la pandemia por importación de casos.</strong></h4> El pasado 20 de abril, el Gobierno prorrogó hasta el próximo 15 de mayo el cierre de las fronteras exteriores de la UE y del espacio Schengen con motivo de la crisis del coronavirus. Aparte, el Boletín Oficial del Estado publicó el 25 de abril una orden del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, por la que se prorrogan hasta el 10 de mayo los controles en las fronteras terrestres con Francia y Portugal. La orden está sujeta a nuevas extensiones en caso de necesidad. Los controles fronterizos dentro del espacio Schengen y el cierre de las fronteras exteriores de la UE entraron en vigor el pasado 17 de marzo y, desde entonces, solo se permite el acceso a territorio nacional a ciudadanos españoles, personas residentes en España, trabajadores transfronterizos, personas que acrediten causas de fuerza mayor o situación de necesidad y miembros de las misiones diplomáticas. Aparte, <strong>los ministros del Interior de los Estados miembros de la UE defendieron el pasado martes un levantamiento “gradual y coordinado” de las restricciones fronterizas interiores</strong>, “empezando por las zonas fronterizas en las que se ha registrado una disminución de los casos de COVID-19”. “Se deberían tomar las mismas medidas y al mismo tiempo a ambos lados de las fronteras”, declaró la comisaria europea de Interior e Inmigración, Ylva Johansson. Los controles en las fronteras interiores europeas “no se van a levantar al mismo tiempo, pero sí de manera coordinada”, advirtió. Según explicaron fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores, la mayor preocupación del Gobierno español en este asunto es que se produzca <strong>un rebrote de la pandemia a causa de la importación de nuevos casos</strong>, como sucedió en Singapur, China (con hasta 2.000 casos importados recientes) y Corea del Sur. En estos países se han introducido nuevos controles fronterizos muy severos. Por ello, el Ejecutivo es partidario de que cualquier decisión que se adopte respecto a las fronteras se rija por dos criterios: <strong>la situación epidemiológica en España y la capacidad de controlar el origen y el destino de los casos.</strong> Este asunto también fue tratado la semana pasada por los ministros del Interior (en el caso de España, el secretario de Estado de Seguridad, Rafael Pérez), quienes se comprometieron a coordinarse en el uso de las aplicaciones informáticas para el rastreo de contactos de las personas infectadas por el coronavirus. En cuanto al conjunto de la UE, la posición del Gobierno español es que <strong>cualquier avance que se haga en este sentido sea coordinado y acordado entre todos los Estados miembros de la Unión y del espacio Schengen. </strong>Este requisito debería regir incluso en el caso de un proceso asimétrico vinculado a la evolución de la pandemia en cada uno de los Estados. La recuperación de la movilidad entre los países de Europa es esencial para España, un país que recibe alrededor de 80 millones de turistas al año y en el que <strong>el turismo representa el 12% del PIB</strong>. A ello se unen otros grupos afectados por las restricciones, como los trabajadores temporeros o las empresas cuyas actividades dependen del envío de personal al exterior. Las autoridades de <strong>Alemania y del Reino Unido</strong> (los países que más turistas aportan a España) ya han advertido a sus compatriotas de que este verano no podrán viajar a nuestro país debido al coronavirus. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2019 visitaron España alrededor de 18 millones de turistas británicos y 11 millones de turistas alemanes. Entre tanto, según fuentes de Exteriores los Gobiernos de <strong>España, Francia y Portugal</strong> se han comprometido a coordinar la salida de las medidas restrictivas por la pandemia (al ritmo de cada país) para agilizar, a ser posible antes de tres o cuatro meses, el flujo de personas a través de las fronteras e intentar salvar la temporada turística.