<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>Los jefes de Estado y de Gobierno respaldaron ayer la creación del Fondo Europeo de Recuperación y del paquete de 540.000 millones de euros aprobado por el Eurogrupo para ayudar a empresas, trabajadores y Estados a superar la crisis del COVID-19. No obstante, quedaron sin resolver importantes detalles técnicos que serán abordados de nuevo el próximo 6 de mayo.</strong></h4> Finalmente, las gestiones del <strong>presidente del Consejo Europeo, Charles Michel</strong>, han permitido que los 27 Estados de la UE se hayan puesto de acuerdo para la puesta en marcha de un <strong>Fondo de Recuperación de entre un billón y un billón y medio de euros, la misma cantidad que, con matices, habían propuesto los Gobiernos español y francés y que contaba con el respaldo de la Comisión Europea</strong>. Este fondo, y ello también coincide con la propuesta española, estará vinculado al Marco Financiero Plurianual 2021-2027 (MFP). Aparte, los dirigentes europeos –reunidos por videoconferencia- respaldaron ayer <strong>el paquete de medidas de urgencia para empresas, trabajadores y Estados, valorado en un total de 540.000 millones de euros y que entrará en vigor el próximo 1 de junio</strong>, tal como había pedido Charles Michel en una carta conjunta a los líderes participantes en el Consejo. Por tanto, los dirigentes europeos se han puesto de acuerdo en lo grueso, pero falta lo menudo. La <strong>presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen</strong>, se comprometió a presentar un proyecto con todos los detalles antes del 6 de mayo, momento en que se volverán a reunir los jefes de Estado y de Gobierno para dar el siguiente paso. Las principales diferencias proceden de la forma en que se va a financiar y repartir el fondo: <strong>los países del “Sur”, como España, defienden que la propia Comisión emita deuda perpetua (garantizada por los Estados, reembolsable a muy largo plazo y con cargo al presupuesto comunitario) y que el dinero se distribuya entre los países afectados mediante transferencias</strong>, mientras que <strong>el “Norte” defiende que el reparto se haga mediante préstamos a los países más necesitados</strong>, aumentando con ello su endeudamiento. Al respecto, Von der Leyen abogó por encontrar un equilibrio “entre transferencias y créditos”. Durante una rueda de prensa “virtual” posterior al Consejo, <strong>la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya</strong>, declaró ayer que, aunque “no hubo un consenso completo”, sí hubo “un cambio de tono en el debate” y “algunos avances”, como el “amplio apoyo” a la creación de un Fondo de Recuperación, con “tamaño y robustez” para afrontar la crisis y vinculado al MFP, y la decisión de poner en marcha el paquete de medidas urgentes a partir del 1 de junio. Respecto a los detalles, la ministra insistió en la postura de España en favor de las trasferencias frente a los préstamos para <strong>“evitar el sobreendeudamiento de los países y una salida asimétrica de la crisis”, porque “una salida simétrica es una garantía para el correcto funcionamiento del mercado único”, y por una cuestión de “solidaridad dentro de la familia europea”. </strong> Estos asuntos “forman parte de la negociación que comienza ahora, porque las discusiones, por ahora, han sido sobre los principios y lo que falta son los detalles”, añadió González Laya. <strong>“Ésta no es una crisis entre Norte y Sur; España quiere facilitar el consenso y no entrar en un debate entre Norte y Sur que no está entre los temas sobre la mesa”</strong>, concluyó.