Historia, arte, patrimonio, cultura, gastronomía y artesanía se mezclan en Toledo. Iglesias, sinagogas y mezquitas conviven en la ciudad de las Tres Culturas, donde tres grandes religiones como la cristiana, la judía y la musulmana han sabido dejar lo mejor de sí mismas como invitación perpetua a la convivencia. Desde Santiago del Arrabal, joya de los cristianos labrada por manos de alarifes mudéjares, hasta San Juan de los Reyes, emblema del triunfo de los Reyes Católicos sobre el Islam, en plena judería, convierten a Toledo en una de las ciudades más interesantes y sorprendentes de España.
Bañada por el río Tajo, empapada de El Greco, Cervantes o Garcilaso; rodeada de gastronomía y artesanía e invadida de historia, arte y cultura, los primeros indicios de su existencia datan del siglo IV a. C, mientras que su nombre se remonta a la época romana bajo la denominación de Toletum. Toledo se convirtió en un importante centro intelectual europeo en torno al siglo XII, gracias a la instalación de la Escuela de Traductores. Desde entonces la ciudad de Toledo continuó creciendo gracias a su industria textil, de armas, de sedas, de monedas y otras artesanías, hasta llegar a ser en el siglo XVI una de las principales ciudades de Castilla.
Toledo fue capital del Imperio Español con Carlos V. El traslado de la capitalidad a Madrid en 1561 sumió a Toledo en una etapa de declive que aprovechó la Iglesia para convertirse en el motor económico e ideológico de la ciudad, sustituyendo así a la nobleza y a la Corte. A partir del siglo XVIII, Toledo inicia su recuperación definitiva, ayudado por la llegada en 1858 del primer ferrocarril a la ciudad. Ya en los años 80, Toledo se ve recompensado con la denominación como capital de la Comunidad de Castilla-La Mancha.