Enrique Sánchez Motos
Administrador civil del Estado
El coronavirus es una pandemia mundial en expansión, que además está gravemente afectando a la economía de todos los países. Hay muchos interrogantes al respecto, empezando por el hecho sorprendente de que en China se haya concentrado en Wuhan sin extenderse a Pekín o Shanghái, mientras que en España ha llegado incluso a pequeños pueblos. El coranavirus apareció en China a finales de diciembre de 2019, por lo cual resulta muy extraño que no se haya extendido por el país, dado que en la China comunista de hoy el movimiento interno de pasajeros y transportes es importante. Un reto a investigar a medio o largo plazo.
Lo inmediato es que la pandemia se sigue extendiendo. El 26 de marzo publiqué un artículo “Trump y el coronavirus” y en esa fecha los datos mundiales del número de contagiados situaban en primer lugar a China (81.728), seguida por Italia (74.386), Estados Unidos (62.086) y España (49.515). Hoy, 9 de abril, quince días después Estados Unidos tiene el mayor número de contagiados (432.132), seguido de España (148.220), Italia (139.422) Francia (113.759) Alemania (111.319) y China prácticamente estabilizada (81.856).
Presupongamos que las estadísticas son correctas. Parece que a estas alturas debería ya estar realizado un análisis que permitiera, además de tomar medidas lógicas pero improvisadas, adoptar pautas más precisas y eficientes, teniendo en cuenta los datos estadísticos. Este análisis es obligación de los ministros que coordinan la sanidad de los distintos países y por supuesto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ¿Dónde están esas conclusiones claras y concretas? En España el ministerio responsable no las ha dado, siendo ésta unas de sus funciones claves de coordinación. El único mensaje es el confinamiento, no hay ningún otro enfoque claro y común, como se puede comprobar en las conversaciones que, a dos metros y con mascarillas, tenemos los vecinos cuando nos encontramos. Aquí la comunicación de la política sanitaria nacional está claramente fallando, salvo que no tenga nada que comunicar.
Sin embargo, el problema peor es la política nacional, ante un problema mundial con especial emergencia en España y ante la futura temporada turística, puntal de la economía de la nación. Son momentos de unidad. Sin embargo ¿ha sido esa la trayectoria del gobierno? En absoluto. Ha actuado buscando para sí todo el mérito de las medidas adoptadas. Era el momento de buscar un consenso con todos los partidos. No se ha hecho. Se espera a que la situación mejore, en algún momento para intentar apuntarse el tanto y, si sale bien, convocar elecciones generales inmediatas. Eso es feo, muy feo. Los cuatro partidos principales de España. por número de diputados, son PSOE, 120; PP, 88; VOX, 52 y Unidas Podemos, 35. UP está en el gobierno. Al PSOE le falta hablar con PP y VOX que suman 140 diputados.
Sin embargo, Sánchez no parece que quiera incluir a VOX, para desgastarlo, y prefiera hacerlo sólo con el PP y con Ciudadanos que sólo tiene 10 votos. Es una actitud sectaria, ante un problema de clara envergadura nacional. Puede ser que el PP caiga en la trampa por cálculos electorales, a mi ver equivocados, y que tolere que no se convoque también a VOX.
La Constitución en su artículo 116 establece que el estado de alarma “será declarado por el Gobierno mediante decreto acordado en Consejo de Ministros, por un plazo máximo de quince días, dando cuenta al Congreso de los Diputados, sin cuya autorización no podrá ser prorrogado dicho plazo”.
Así lo hizo el Gobierno el 14 de marzo, solicitando después, el 25 de marzo, al Pleno del Congreso una prórroga de 15 días, que termina el 12 de abril. Obtuvo su aprobación con el voto de VOX a favor. Pretende ahora el Gobierno solicitar otra nueva prórroga de quince días, lo cual parece natural dadas las circunstancias. Obviamente el Gobierno contará, presuntamente, con el voto favorable de los partidos que le apoyan o que no se sientan ninguneados. Según parece VOX es el único que considera que se le ha echado de lado, a pesar de tener 52 diputados. ¿Tiene razón para ello? ¿Debe seguir VOX dando un cheque en blanco a Sánchez? ¿Deben exigir los otros partidos la formación de un gobierno de concentración nacional?
Ante un Presidente que ha mentido, contradiciéndose una y otra vez (“nunca con Podemos, nunca con los independentistas, nunca con los proetarras”) ha llegado el momento de que los partidos de la oposición hagan valer sus votos. Si el PSOE quiere una coalición o como mínimo una cooperación sincera, tiene que cambiar de actitud. Si no lo hace, si quiere dar la imagen de que es el Gobierno del PSOE-UP el único que se enfrenta al coronavirus, que no pida cheques en blanco a todos los partidos del Congreso. Eso no es tener visión de Estado, ni una mínima grandeza para enfrentar una gravísima crisis de ámbito nacional y mundial.
© Todos los derechos resevados