Hace más de mil años, en medio de altas cumbres de caliza, verdes montañas, frondosos bosques, caudalosos ríos, lagos, fuentes, cascadas, árboles frutales, brañas, inmensas praderías… surgió un reino que tuvo doce reyes, el primero Pelayo, del que guarda memoria de especial modo el Real Sitio de Covadonga, en Cangas de Onís. El último, Alfonso III, apodado El Magno, y en medio y durante casi ciento cincuenta años, mucha historia -batallas incluidas-, que sería decisiva en la evolución social y geográfica de la Península Ibérica y en lo que hoy es España.
Asturias fue el primer reino cristiano de esta Península europea, y de aquel vetusto Reino quedan muchos vestigios -entre los más destacados el Arte Asturiano o Arte Prerrománico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO-, y también muchos recuerdos de la nobleza y del linaje que recorre las entrañas de esta tierra, que desde el siglo XIV es también el Principado más íntimamente ligado a la Monarquía española desde aquellos remotos tiempos hasta la actualidad.