José María Peredo Pombo
Profesor de RR.II. de la Universidad Europea de Madrid
Unidos en el combate para frenar la expansión del virus. Profundamente agradecidos al sector sanitario y al resto de sectores, Fuerzas Armadas y Cuerpos de Seguridad del Estado, informadores, transportistas y todos los que están contribuyendo a mantener los niveles de salud y seguridad. Comprometidos con el orden y las normas del estado de alarma que ha puesto en marcha el gobierno. Conscientes del sentido global de la pandemia y, por tanto, atentos a evitar el crecimiento de la incertidumbre y la desinformación, intencionada o no, que generan los comentarios y las actitudes política y socialmente rechazables en este momento. Así afrontamos la crisis.
Felipe Sahagún, exponente del rigor y con una contrastada trayectoria en la información internacional, está haciéndose eco estos días en su cuenta de Twitter sobre la necesidad de afrontar las medidas políticas y económicas desde la coordinación interna y la gestión global. Ha hecho una llamada a la convocatoria del G20 como medida paliativa para la situación económica y de organismos de seguridad internacional y lamentando la escasa visión global de numerosos dirigentes en los primeros momentos de la expansión.
La pandemia está poniendo de manifiesto que las actitudes y reacciones localistas, nacional-populistas y unilaterales no contribuyen en absoluto a una mejora de la situación, sino a todo lo contrario. La guerra de la desinformación que ha pretendido achacar a China la responsabilidad de la situación; que ha llevado después a algunos responsables chinos y a otros líderes políticos internacionales, iraníes, por ejemplo, a hablar de una conspiración americana para desestabilizar el orden internacional; la calificación del virus como “extranjero”, en algunas declaraciones; los intentos por sacar partido político a una situación de emergencia nacional y global, son exponentes del ejercicio equivocado del liderazgo y de la desorientación de los propios líderes, a quienes la pandemia parece haber superado en su primera fase. Pero deberían ser conscientes de que para luchar ahora contra la propagación de la epidemia y luego contra la propagación de la recesión económica, solamente las medidas coordinadas y una visión de gobernanza global podrán reflotar la situación.
En clave nacional, el tiempo de la crítica debería esperar. Porque cuestiones tan irresponsables como la autorización de manifestaciones y concentraciones públicas, tendrán que ser valoradas por el Gobierno, la oposición y la opinión pública en semanas venideras. Pero estos son días de compromiso con la unidad de acción, con la ayuda a los colectivos de riesgo y a los más necesitados y con la solidaridad. La normalidad del debate público debe de atemperarse y adecuarse a la anormalidad de las circunstancias. Esto es lo que la totalidad de la población reclama. El hecho de que algunos presidentes autonómicos vean en las medidas extraordinarias asumidas por el Gobierno un ataque contra su capacidad de acción y sus competencias y no como un fortalecimiento del Estado social, democrático y descentralizado tal y como está definido constitucionalmente en nuestro sistema resulta hoy una evidencia de la debilidad de su liderazgo o, sencillamente, un error político que el tiempo evaluará. Las medidas no se toman en contra de nadie, sino a favor de todos. Cualquier ciudadano lo comprende así y así lo demandaría si fuera consultado, porque la solidaridad y la responsabilidad desborda las ideologías, tal y como por fin el presidente Sánchez se ha atrevido a decir en su mensaje televisado, y es de suponer que también dentro del diezmado Consejo de Ministros.
Frente a liderazgos políticos que han actuado de manera irresponsable y frente a las debilidades generadas durante los últimos años de derroche local–populista, la acción de los ciudadanos, de los líderes culturales que nos amenizan y acompañan, de los educadores que preparan sus contenidos online y establecen nuevos canales de proximidad y formación para los niños y jóvenes, de los empresarios y líderes corporativos que ponen sus recursos al servicio de la sociedad, nos reconfortan. Este es el aplauso que anoche escuchamos.
© Este artículo ha sido publicado originalmente en español en Atalayar