Pedro González
Periodista
Hasta 200.000 millones de euros anuales gastan en conjunto los países de la Unión Europea en Defensa. Es una cantidad considerable, que representa el 43% de la que destina Estados Unidos a este capítulo. No son equiparables los niveles de eficiencia entre las dos orillas del Atlántico, a favor de los norteamericanos, merced sobre todo a las duplicaciones europeas, fruto de las políticas esencialmente nacionales realizadas hasta ahora.
La dispersión que supone una Defensa europea con 29 tipos distintos de fragatas, 16 de aviones de combate y 19 de vehículos blindados, entre otros muchos sistemas, se traduce efectivamente en una enorme desventaja frente a la industria norteamericana, mucho más simplificada en sus materiales y armamento de Tierra, Mar y Aire.
Hay que agradecerle al presidente Donald Trump su claridad cuando advirtió sin ambages a los europeos que no contaran en adelante con el paraguas americano y que se responsabilizaran de su propia Defensa, entre otras cosas dedicando un mayor porcentaje de su PIB a este capítulo. Gracias a la advertencia, la Defensa ha dejado de ser un apartado exclusivamente nacional para convertirse en un pilar fundamental de la construcción europea. Ello transforma radicalmente la mentalidad que ha regido las relaciones intraeuropeas durante toda su historia, cambia las perspectivas de la industria militar y abre de paso una enorme ventana de oportunidad a las pequeñas y medianas empresas, que habrán de competir a escala europea por conseguir las subvenciones y contratos adheridos a una Defensa y Seguridad renovadas.
Todo ello se puso de manifiesto en la 1ª Jornada del Foro Invierte, celebrada en la sede de la Comisión Europea en Madrid, antesala a la vez de la Feria Internacional de Defensa, que se desarrollará en Toledo los días 17 y 18 de marzo. Se trataba de divulgar las herramientas de financiación que la UE pone a disposición de las pymes, en particular el Fondo Europeo de Defensa, creado en 2017, que sustenta y financia tanto proyectos de investigación como los de desarrollo de capacidades propuestos para el presupuesto plurianual de la Unión 2021-2027.
La Brújula Estratégica
Como señaló el moderador de la mesa de debate, el general Felipe de la Plaza Bringas, España no puede quedarse atrás respecto de su presencia desde el primer momento en la adjudicación e implementación de los nuevos proyectos europeos. Para ello, aporta ya una contribución anual fija de 190 millones de euros, con el deseo de aumentarla hasta los 334 millones. Ese dinero tendrá el retorno correspondiente si las pymes españolas “se ponen las pilas” (lo dijo literalmente), lo que ha de traducirse por fuerza en el dinamismo suficiente para concurrir a todos los grandes proyectos y saber asociarse con sus homólogas de otros países europeos para conseguir las adjudicaciones y desarrollarlas con el mayor grado de optimización. Como también apuntara Francisco Fonseca, el director de la Oficina de la Comisión en España, “es la hora de las pymes, que deben darse prisa en pasar de una lógica nacional a una europea y a la consiguiente formación de consorcios”.
En el segundo semestre de este año Alemania tomará las riendas de la presidencia rotatoria de la UE. Ya ha anunciado que pondrá en marcha lo que denomina Brújula Estratégica, que incluirá una nueva lista de las necesarias grandes capacidades militares para edificar una genuina Defensa europea.
A la fuerza ahorcan, de manera que difícilmente se lograrán equipos y tecnologías de vanguardia si las empresas no los desarrollan en colaboración. Las herramientas de financiación, ya sean el Fondo Europeo de Defensa (FED), Programa Europeo de Desarrollo Industrial en Materia de Defensa (EDIDP) o el Banco Europeo de Inversiones (BEI), exigirán los máximos niveles posibles de innovación, defendiendo además las posibles aplicaciones civiles a los resultados de sus investigaciones.
Como es obvio, y específicamente para España, conviene estar presente desde el inicio de esta carrera y en la lucha que indudablemente se librará por albergar la sede del desarrollo y ejecución de los proyectos. A este respecto, Europa en conjunto también habrá de cambiar en conjunto su mentalidad. Cuando Estados Unidos implementa una innovación elige el sitio más adecuado, sea este California, Florida o Arizona, sin que ningún estado proteste por no haber sido agraciado en la adjudicación. No es aún el caso de Europa, donde aún importa mucho que un laboratorio se asiente en Francia en vez de, por ejemplo, Alemania, Italia o España.
© Este artículo ha sido publicado originalmente en Atalayar