A lo largo del día los diplomáticos de España tienen una gran carga de trabajo. Así pues, no es de extrañar que traten de aprovechar al máximo los escasos momentos de tiempo libre que les brinda su profesión, generalmente por la tarde-noche. Al llegar cansados a dicho período más bien nocturno son pocos los que optan por hacer deporte o realizar salidas.
De hecho, el ocio electrónico disfrutado en su propio hogar acostumbra a ser la alternativa de mayor éxito entre este tipo de cargos. Pero, ¿qué opciones son las que triunfan? A continuación haremos un breve repaso de las mismas.
Ver el fútbol
No solo en fin de semana se celebran encuentros futbolísticos. Basta con acceder a un portal especializado como roja directa para darse cuenta de que los partidos se disputan prácticamente a diario. Este aspecto es aprovechado por los diplomáticos más futboleros.
Nos referimos a aquellos que no solo siguen a su propio equipo, del cual suelen ser abonados e incluso acceden al palco VIP debido a la relevancia que tiene el cargo que ocupan en la diplomacia. Adicionalmente también gozan viendo otros duelos futboleros entre equipos del mismo país o de otras regiones.
Antaño no era nada sencillo ni asequible el hecho de disfrutar de tantos partidos nacionales e internacionales. Sin embargo, hoy en día gracias a la existencia de multitud de plataformas de pago basta con abonar una asumible cuota al mes para tener acceso a este tipo de contenidos.
Conviene destacar el hecho de que algunos de dichos servicios también ofrecen otros eventos deportivos, aunque el fútbol en el año 2020 continúa siendo la disciplina preferida por los diplomáticos que llevan a cabo sus tareas en el territorio español.
Videojuegos en familia
Es innegable que los diplomáticos españoles acostumbran a tener inculcados unos valores muy familiares. Una clara muestra de ello es intentar sacarle partido a su tiempo libre pasando la mayor cantidad de horas posibles con sus seres queridos.
No solo nos referimos a la esposa o marido, sino también a los hijos. En plena era digital a los peques les gusta disfrutar de contenidos como gameplays y retransmisiones en directo de sus influencers favoritos, pero también se lo pasan en grande con los videojuegos.
Por ende, no es de extrañar que en la casa de prácticamente todo diplomático con hijos haya como mínimo una consola, amén de títulos que sean disfrutables por cualquier tipo de usuario.
En este sentido la compañía Nintendo es la preferida, ya que sus videojuegos no transmiten ningún tipo de aspecto negativo como podría ser la violencia. Títulos como Mario Party resultan idóneos para ser disfrutados en compañía de varios familiares.
¿Cuál es el motivo de que los diplomáticos se muestren tan partidarios de este tipo de ocio electrónico? El primero de los factores hace referencia precisamente a las relaciones familiares. Por desgracia, es habitual que estos altos cargos pasen mucho tiempo fuera de casa. A causa de ello los vínculos afectivos pueden irse debilitando de forma paulatina.
Evitarlo es tan sencillo como llevar a cabo actividades grupales que gusten por igual a todos los miembros. Los videojuegos son ideales en este sentido, logrando estrechar los lazos familiares que unen a padres, hijos, etcétera.
Otro aspecto que tienen muy en cuenta a la hora de decantarse por esta alternativa se resume en lo beneficiosa que resulta al querer despejar su mente. Un representante de la diplomacia de España, día tras día, se ve obligado a lidiar con un incesante papeleo e incluso con problemas de mayor o menor envergadura.
En consecuencia, los psicólogos les suelen recomendar que traten de realizar actividades grupales que les ayuden a no pensar en los contratiempos de su propio trabajo. Los videojuegos son de inestimable ayuda en este sentido, aunque también lo es la última opción que detallaremos en The Diplomat.
Sesión de cine
No hay nada mejor para despejar la mente que gozar de uno de los últimos estrenos. Los expertos indican que son de inferior calidad en comparación con los que se producían en los años noventa y dos mil, pero lo cierto es que de vez en cuando surge algún que otro film que realmente merece la pena, ejemplificándolo 1917.
El cine gusta a los diplomáticos en gran parte por la facilidad que surge al tratar de pasar desapercibidos. La oscuridad de las salas da pie a ello, pudiendo acudir tanto solos como acompañados sin que prácticamente nadie logre reconocerles. Aunque también optan por disfrutar de vez en cuando del cine hogareño.
La asequibilidad de los proyectores domésticos, así como de las pantallas, dan pie a que en pleno 2020 sea muy económico montar una pequeña sala de cine en la vivienda de un diplomático. Ambas alternativas permiten olvidarse temporalmente de los problemas de sus altos cargos, pasándolo bien con tramas bien hiladas especialmente de géneros como thrillers y bio-pics.