<h6><strong>Eduardo González</strong></h6> <h4><strong>El embajador de España en Libia, Francisco de Miguel, ha advertido de que los Estados miembros de la UE deben apoyar el Plan de Reconciliación de la ONU en Libia y los “pequeños avances” de la reciente conferencia de Berlín frente a la interferencia de “actores internacionales” como Egipto o Turquía más interesados en "su propio beneficio que en el de los libios”.</strong></h4> La situación en Libia está condicionada por “la interferencia de actores internacionales que responden a intereses específicos, tanto los económicos y energéticos como los relacionados con sus agendas propias estratégicas para ejercer su influencia en la región”, afirmó <strong>De Miguel</strong> durante la mesa redonda <em>Situación en Libia. Geoestrategia y el Mediterráneo</em>, celebrada este pasado viernes en la <strong>Escuela Diplomática</strong> y en la que también participaron <strong>el coronel Pedro Sánchez Herráez, del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), y el general Demetrio Muñoz, jefe del Mando de Operaciones Especiales (MOE) del Ejército de Tierra, como moderador.</strong> Esa interferencia, prosiguió, se traslada al enfrentamiento interno que mantienen, por un lado, el <strong>Gobierno de Acuerdo Nacional de Trípoli</strong>, establecido por los Acuerdo de Sjirat (Marruecos) de diciembre de 2015 y que cuenta con el reconocimiento de la ONU y la UE, y, por otro, la <strong>Cámara de Representantes, con sede en Tobruk</strong> (este), que no tiene reconocimiento internacional y que busca una solución militar a través del autoproclamado Ejército Nacional Libio, comandado por el mariscal Jalifa Haftar. “Actores internacionales como <strong>Qatar y Turquía apoyan decididamente el Gobierno de Acuerdo Nacional</strong> de Trípoli porque les interesa que haya gobiernos islamistas, entendemos que moderados”, explicó el embajador. En el caso de Turquía, el Partido Justicia y Desarrollo del presidente Recep Tayyip Erdogan “ha sustituido al viejo régimen nacionalista por un nuevo régimen, el <em>neo-otomanismo</em>, con el que quiere volver a ejercer influencia en los espacios que pertenecieron al Imperio Otomano, entre ellos Libia”, prosiguió. Por otra parte, <strong>Egipto, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos</strong> (además de Rusia, Estados Unidos y Francia, aunque por otros motivos), <strong>apoyan a la Cámara de Representantes y al mariscal Haftar</strong>. “Egipto tiene intereses estratégicos de seguridad nacional en Libia y apoya una solución al estilo de Abdulfatah al Sisi (el actual presidente egipcio, autor de un golpe de Estado en 2013), que excluye el diálogo con sectores islamistas, sobre todo con los Hermanos Musulmanes, mientras que Arabia Saudí también considera enemigos a los Hermanos Musulmanes e intenta promover un islamismo acorde con su doctrina wahabista”, explicó De Miguel. En estas circunstancias, según el embajador de España, los intentos de reconciliar al país chocan con la implicación de unos actores internacionales “de los cuales nos preguntamos si actúan en beneficio de los libios o de sus intereses nacionales, que son divergentes”. <h5><strong>Conferencia de Berlín</strong></h5> Por ese motivo, según Francisco de Miguel, la <strong>conferencia de Berlín</strong> del pasado 19 de enero -en la que Rusia, Turquía, Egipto, Estados Unidos, Unión Europea, Alemania, Italia y Francia, entre otros, acordaron un alto el fuego permanente y un embargo de armas verificable- supuso “un pequeño avance y una contribución al <strong>Plan de Reconciliación lanzado por el representante especial de la ONU en Libia, Ghassan Salamé”. </strong> “No podemos permitirnos fracasar en Libia”, advirtió el embajador. “La canciller alemana, Angela Merkel, ha dicho que hay todavía mucho trabajo por hacer, y aunque ese trabajo corresponde a Salamé, <strong>los Estados debemos implicarnos y la UE y el alto representante de Política Exterior, Josep Borrell, deben actuar de forma positiva y conciliadora y aportar una solución que busque el diálogo</strong>”, añadió. <strong>“España tiene enormes intereses en Libia”</strong>, tanto de seguridad como migratorios y económicos (el petróleo supone el 95% de las exportaciones de Libia, donde Repsol opera a través de su filial Repsol Exploration Murzuq S.A., REMSA), pero <strong>“tiene que canalizarlos a través de la UE y de la ONU y apoyando la labor de Salamé, quien nos ha dicho que no es deseable que cada país venga con su propio plan de paz”</strong>, explicó. Los principios de España en Libia son “el respeto del derecho internacional, el apoyo al gobierno internacionalmente reconocido, con el que tenemos las mayor parte de las relaciones, y, <strong>siempre, la búsqueda de la reconciliación nacional, y no crear nuevos conflictos en Libia a través de grupos armados</strong>”, concluyó.