Luis Ayllón
El ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, envió ayer una carta de felicitación a Pedro Sánchez por su investidura como presidente de Gobierno, señalando que ambos comparten el deseo de mirar más allá de «la eterna cuestión» de la soberanía del Peñón.
Picardo, que califica en su carta la reelección de Sánchez como fruto de un «tortuoso y convulso debate», asegura que le tiende «una mano amiga» en nombre del pueblo del Peñón y le ofrece su su apoyo para la promoción de «políticas basadas en el principio del diálogo, la comprensión y la cooperación», según un comunicado distribuido por la Oficina del ministro principal.
Las autoridades de Gibraltar siempre se han sentido más cómodas negociando con Gobiernos socialistas que con los del Partido Popular, ya que estos últimos han hecho normalmente más presión en la cuestión de la soberanía.
Ya el pasado lunes, en su mensaje de Año Nuevo a los gibraltareños, Picardo se mostró dispuesto a trabajar con el nuevo Gobierno de España «en el beneficio mutuo de los ciudadanos de ambos lados de la frontera». “Una relación futura sensata y responsable -añadió- es, después de todo, un componente clave para limitar las fricciones en nuestra frontera con la Unión Europea».
La carta de Picardo llega a Moncloa, cuando España y el Reino Unido se disponen a abrir una ronda de negociaciones sobre el futuro de la colonia británica después del Brexit. Las reuniones técnicas para fijar el calendario de esas negociaciones se van a celebrar los días 15 y 16 en tres comités: de ciudadanía (hay casi 10.000 españoles que trabajan en el Peñón); de cooperación policial y aduanera, incluida la aproximación que se pretende en el precio del tabaco para desincentivar el contrabando desde el Peñón; y de medio ambiente. Habrá un cuarto comité, en este caso presidido por la Comisión Europea, que abordará la cuestión de todos los ciudadanos comunitarios (hay unos 15.000 que trabajan en el Peñón, incluidos los españoles).
El Gobierno gibraltareño se ha venido preparando muy intensamente para las negociaciones de salida del Reino Unido de la UE, con el fin de tratar de que su actual situación no se vea perjudicada. De hecho, tanto Picardo como el viceministro principal, Joseph Garcia, han asegurado que su Gobierno está dispuesto a bandonar la negociación del Brexit con Bruselas si los términos propuestos no favorecen a Gibraltar no no respetan sus “línea rojas”.
Gibraltar será, en cualquier caso, uno de los primeros asuntos que deberá afrontar en política exterior el nuevo Ejecutivo de Pedro Sánchez, que tiene en su mano la baza de que cualquier acuerdo de salida que se alcance entre el Reino Unido y la UE y afecte al Peñón, necesitará el visto bueno de España.
Este derecho de veto, que el Gobierno español consiguió ya al principio de las negociaciones, estuvo a punto de hacer naufragar el acuerdo del Brexit en 2018, porque el Gobierno de Sánchez consideró que la redacción no ofrecía garantías suficientes.
El escollo se salvó con una declaración del Consejo y de la Comisión Europea y la afirmación, en la Cumbre de diciembre de ese año, de que «no sólo se deberá contar con el acuerdo de España, sino que los acuerdos que afecten a Gibraltar deberán ser acuerdos separados a los que se concluyan con Reino Unido por parte de la UE».