Se dice en los círculos más especializados en el tema financiero que la mayoría de las personas no hemos recibido una correcta educación financiera. Nuestro sistema educativo sigue arraigado en pautas y valores aún anclados en los de la revolución industrial, en donde se educa para producir y para vivir del salario que por ello se recibe.
Como defensa a esa situación de dependencia económica del salario, a la riqueza se le da una connotación negativa, de manera que enriquecerse se asimila a hacer cosas ilícitas y que la prosperidad se consigue de malas maneras.
Así, parece que ser rico es malo y ello justifica que las personas se endeuden, pues la falta de educación financiera hace que se abuse del crédito y que ello provoque un endeudamiento por encima de la capacidad de pago y que no exista un mínimo de ahorro.
¿Qué es la educación financiera?
Es la capacidad de entender fórmulas que permiten generar ingresos adicionales a los del trabajo a través de diferentes productos financieros. Esta capacidad se consigue a través de la búsqueda de información y la capacitación de uno mismo a través de la auto-formación para entender los conceptos y los riesgos de cada fórmula.
Se trata de adquirir las capacitaciones que nos permitan pensar y ejecutar diferentes maneras para crear nuevos ingresos que sumen a los actuales. La idea es destinar un porcentaje de nuestros ingresos al ahorro y, de alguna manera, poner a trabajar a esos ahorros, generando nuevos recursos.
Las claves de la educación financiera
La educación financiera tiene tres claves fundamentales: el ahorro, la información y la formación.
Para ponerse en marcha todo el sistema que nos permita generar recursos adicionales a los que ya tenemos, la primera clave de todo es el ahorro. Todos los expertos recomiendan destinar un 10% de nuestros recursos al ahorro, que no dejaremos “parado”, sino que se debe utilizar para realizar inversiones diversas.
¿Cómo realizar esas inversiones? Olvida fijarte en las noticias que dicen que la economía va muy mal y empieza a buscar información sobre cómo generar ingresos extra. Debemos encontrar fuentes de información fiables para encontrar la manera de invertir ese dinero ahorrado. Se recomiendan las fórmulas que trabajen a medio o largo plazo, pues son las más seguras. Las fórmulas que prometen generar ingresos rápidamente son de dudoso o nulo crédito.
Formarse es otra de las claves. En esto, también encontramos consejos de los expertos, que nos dicen que, además de destinar una parte de nuestros ingresos al ahorro, también debiéramos destinar otro 10% adicional a formarnos en educación financiera. ¿Cómo? La idea es que, si nos informamos, podemos ver fórmulas para generar ingresos adicionales, entre las cuales seleccionaremos la que más nos interese. A partir de aquí, podemos buscar seminarios, cursos o libros que nos ayuden a profundizar en el tema y nos vayan convirtiendo en expertos.
Buscar ayuda de especialistas
Es evidente que adquirir una educación financiera requiere un tiempo para buscar información y profundizar en la fórmula que nos interesa; así que tendremos que encontrar una manera de poner en marcha a nuestros ahorros, ponerlos a trabajar. Así, nos podemos poner en manos de un experto inversor que nos ayude.
Aquí, es sumamente importante que nos informemos sobre esa empresa o ese asesor en inversiones que va a poner a trabajar a nuestros ahorros, a la vez que estar encima de las acciones que emprende y de por qué lo hace. Esto resulta muy útil para aprender y desarrollar nuestra educación financiera, pues en la medida que vamos aprendiendo, también podemos proponer otras acciones.
Fórmulas para que nuestro dinero trabaje
Si has pensado en poner a trabajar a tus ahorros en depósitos bancarios a plazo fijo, no es lo más recomendable. Actualmente, las entidades bancarias no están ofreciendo unas rentabilidades interesantes como para que nuestros ahorros renten, por lo que necesitaremos buscar otras fórmulas.
Algunas de ellas son los fondos indexados, ideales para las inversiones a largo plazo, que permiten ir haciendo aportaciones periódicas, utilizando la fórmula del interés compuesto que van sumando mes a mes. Es una fórmula de poco riesgo y, a diferencia de los fondos de inversión tradiciones, sus intereses son mínimos.
Otras opciones que podemos llevar a cabo es invertir en bolsa, invertir en inmuebles, compra de bonos públicos, comprar oro o antigüedades, invertir en una franquicia con varios socios o crear un negocio online… las fórmulas son muy variadas y podemos encontrar aquéllas que mejor encajen con nosotros (incluso con nuestras aficiones).
Pero todo ello pasa por conseguir una buena educación financiera. Ahorrar, informarse y formarse, como hemos dicho, son las tres claves que nos van a permitir desarrollarla. Si, a como muchos españoles, los problemas económicos son una preocupación, empieza a cambiar tu manera de ver las cosas y poner tu dinero a trabajar.