Juan Antonio Fonseca Serrano
Sin duda, uno de los mecanismos fiscales más interesantes para empresarios, emprendedores y autónomos. La ley de segunda oportunidad entró en vigor en el año 2015 para convertirse en un bote salvavidas para todos aquellos con serios problemas económicos y de insolvencia. Un planteamiento que permitiría, y permite, a muchos, poder empezar de cero a pesar de haber abierto un negocio con anterioridad, dando así una bien llamada segunda oportunidad para poder volve a probar otro modelo de negocio o, al menos, no tener que arrastrar las deudas por las pérdidas del anterior.
Aunque es un mecanismo que no se puede aprovechar en todas las situaciones, los españoles han demostrado que todavía no conocen realmente las herramientas que tienen de su parte en este sentido. Tal y como han revelado recientes estudios del Instituto Nacional de Estadística (INE), tan solo 9.000 personas, contando tanto autónomos como particulares, han recurrido a esta ayuda para quedar exoneradas del pago de deudas a acreedores. Una cifra que palidece si comparamos con otros países como Italia o Alemania, donde existen sistemas similares a los que se acogen más de 100.000 personas anualmente.
Falta de información, el principal problema
No es un número que signifique que hay poca necesidad de aprovechar esta especie de salvavidas económico, dado que, tan solo en 2018, ya se registró el cierre de al menos 7.000 pequeños comercios, una reducida parcela de todo el tejido empresarial, que también ha sido testigo de un gran número de cierres en los últimos años. Una quiebra o cierre implica un endeudamiento y, también, la posibilidad de recurrir a la ley de la segunda oportunidad; pero en estos cuatro últimos años, los casos registrados han dado forma a esa triste cifra de 9.000.
¿El motivo? Según expertos en la materia, el total desconocimiento de la existencia de esta ley. Muy pocos saben que, en realidad, pueden ver cómo su deuda se reduce en un 75% con Hacienda, aunque sea teniendo en cuenta unos requisitos bastante específicos. La falta de propagación de esta asistencia legal para con las deudas, como también el incumplimiento de sus requisitos son lo que ha provocado que haya tan pocos casos de personas que se hayan beneficiado de su planteamiento.
¿Qué requisitos tiene la Ley de la Segunda Oportunidad?
No todos pueden solicitar la ayuda que ofrece la Ley de la Segunda Oportunidad. En primer lugar, el solicitante debe demostrar que el patrimonio personal o todos los bienes que poseía se han liquidado en el concurso de acreedores y que, consecuentemente, ya es imposible afrontar las exigencias que anteponen los deudores por la falta de liquidez. En resumidas cuentas, la persona que se acoja a esta ley debe demostrar que no tiene nada de activos, nada de dinero, con los que poder pagar la deuda contraída.
Ese es el primer punto a cumplir, pero no el único, hay que conocer también cuáles son las situaciones en las que se puede proceder con la solicitud. Casos como las conocidas tarjetas revolving, las hipótecas que contengan la temida cláusula suelo y otros muchos casos son válidos; como también existen otros muchos en los que no es posible proceder.
Una ley en continuo cambio
A pesar de tener unas exigencias y unas prestaciones claras, la Ley de la Segunda Oportunidad no es un texto inamovible. Recientemente, se añadió a su rango de acción las deudas contraídas con la Seguridad Social y/o con la Agencia Tributaria en el caso de ser autónomo. Una sentencia del Tribunal Supremo lo dictaminó en 2018, ofreciendo otra ayuda de lo más interesante para este colectivo profesional.
Aun así, y con todos los cambios que ha ido implementando para ofrecer más y más facilidades a quienes realmente las necesitan, sea por un mal planteamiento de negocio o por una pérdida de capital totalmente inesperada, los datos que se siguen registrando sobre esta ley son realmente pesimistas. Lleva cuatro años en activo y la media de personas que se acogen a ella es de poco más de 2.000 personas al año, algo que se encuentra a años luz de otros países europeos, donde el mínimo está en 100.000.
Queda por ver cómo se podrá solucionar este problema, que no hace más que causar complicaciones a todo el enorme conglomerado de profesionales y particulares del país. Hay casos realmente señalados en España, como el recientemente protagonizado por el dueño de un hotel al que se le ha perdonado una deuda de casi 4 millones de euros; pero son una auténtica minoría frente a otros muchos en los que se puede ver a profesionales quedar totalmente arruinados por no poder pagar todo el dinero a deber a sus acreedores.
Es necesario que se pongan en marcha mecanismos de estimulación para extender la información sobre la ley de la segunda oportunidad, ya que está demostrando ser absolutamente necesaria en muchos negocios. Por eso, recurrir a figuras como la de Igor Ochoa, experto en gestión de crisis de la consultora Dipcom Corporate, puede ser una buena opción para empresas y particulares que necesiten ayuda en tiempos complicados. Son especialistas en este campo, y su asesoramiento puede ser vital para conocer las posibilidades de ley de Segunda Oportunidad.
¿Lograremos igualar las cifras de nuestros vecinos europeos? Por el momento, parece toda una odisea, pero alcanzarlas es algo necesario, ya que puede ser la mejor manera de evitar la ruina económica de muchas personas.