José A. de Yturriaga Ph-D.
Embajador de España
Los profesores Joan Vergés (Universidad de Gerona) y José Luis Martí (Universidad Pompeu Fabra) tomaron la iniciativa de circular entre los medios académicos una “Petición pública a favor de una negociación política sobre Cataluña”, en la que se pide que todos los implicados en el “conflicto” catalán –de un lado y del otro- hagan un esfuerzo para desescalar la tensión social, no se judicialice la política y se lleven a cabo negociaciones políticas entre los Gobiernos de Cataluña y de España. Alegaron que se trataba de una declaración de mínimos que debería resultar aceptable tanto a los que estaban de acuerdo con la sentencia del Tribunal Supremo como a los que discrepaban de ella. La declaración –publicada en ¡El País”- ha sido firmada por 235 personas, entre los que figuran componentes de la “gauche divine” como Victoria Camps, Manuela Carmena, Manuel Castells, Noam Chomski, Iñaki Gabilondo, Daaniel Innerarity, Andreu Mas-Colell, Javier Pérez Royo, José Antonio Pérez Tapias, Josep Ramoneda, Manuel Rivas, Javier Sábada, Suso del Toro o Slavoj Zizek, la “crème de la crème“ del progresismo caviar. No se trata, sin embargo, de una declaración de mínimos, sino bajo mínimos, en la que –con apariencia de neutralidad y de equidistancia- se apoyan las posiciones independentistas, por lo que resulta inaceptable.
La declaración parte de una descripción nada objetiva ni neutral de la situación en Cataluña, en la que se ha visto considerablemente alterado el funcionamiento normal de la sociedad civil. Dicha situación se ha agravado de una manera preocupante pues, por primera vez desde el comienzo del “procés”. se habían producido enfrentamientos con la policía en las ciudades de Cataluña, por lo que no podían quedarse cruzados de brazos. Afortunadamente el panorama se ha despejado porque los altercados han ido a menos y pronto habrá un Gobierno progresista.
En su asepsia informativa, los signatarios callan sobre la causa de esos enfrentamientos y sobre sus autores e inductores, y se limitan a hacer una genérica condena de la violencia por parte de los dos bandos. Los sucesos parecen haberse producido por generación espontánea, por un fenómeno de la naturaleza como un tsunami o un terremoto, silenciando los signatarios que ha sido causado efectivamente por un tsunami, pero no meteorológico, sino “democrático”, protagonizado por los energúmenos de los CDR. que, con sus acciones de “kale barroka», han provocado, y siguen provocando, el caos en Cataluña e incluso allende los Pirineos, ante la complacencia de Joaquim Torra –que les pide que “aprieten”-, de Pere Aragonés –que les ruega que “no aflojen”- y de la Presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie –que estima legítima la violencia porque da visibilidad internacional al conflicto de Cataluña-.
La actitud de los peticionarios queda en evidencia tanto por acción como por omisión. No es cierto que sea la primera vez que se han producidos altercados entre los separatistas y la policía en los últimos tiempos, pues se olvidan los incidentes del 20 de septiembre de 2017 ante la Consejería de Economía, los ataques a las fuerzas de seguridad el 1 de Octubre y las agresiones y escraches realizados contra las citadas fuerzas durante esos días. Omiten vergonzantemente mencionar a los CDR y a “tsunami democratic”, responsables directos de los altercados, y hablan de violencia por las dos partes, igualando la violencia tumultuaria ilegal con la violencia legítima de las fuerzas de seguridad, culpando a los policías por cumplir con su deber de mantener el orden público y dando tácitamente la razón a Torra que, en vez de apoyar a a los Mossos a los que ordenaba que se enfrentaran a los manifestantes violentos, los ha amenazado con abrirles expedientes sancionadores. No se pueden dar lecciones desde una auto-asumida superioridad moral, ni pedir al Gobierno de la Nación que haga concesiones a los separatistas en contra de los intereses generales del Estado.
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