¿Quien no sueña con ir por lo menos una vez en su vida a Estados Unidos? Creo que con rotundidad podemos decir que casi todo el mundo. Algunos serán más partidarios de viajar a las bulliciosas Nueva York, los Ángeles, San Francisco o Las Vegas, otros preferirán realizar la clásica ruta 66 cruzando todo el país, realizar un recorrido por los principales parques naturales de la costa oeste o algunos incluso preferirán perderse en la inmensidad de la América profunda. Sea como fuere, y elijamos el estado que sea, lo que está claro es que un país tan grande como Estados Unidos nos ofrece un sinfín de posibilidades.
Probablemente, la causa de que soñemos con ir a alguno de los lugares anteriormente citados es el mundo del cine y la televisión. La mayor parte de las películas y series que se proyectan al año en todo el mundo tienen como escenario o, al menos como origen, este país. Casi todas las ciudades tienen recorridos diseñados para visitar las principales localizaciones de las películas y series más famosas: la casa de Friends o el cuartel de los cazafantasmas en Nueva York, la casa de Walter White en Albuquerque, Beverly Hills….
Si ya tenemos claro que queremos viajar allí en nuestras vacaciones, lo primero que tenemos que hacer de forma obligatoria, antes de comprar los billetes de avión o garantizar nuestra reserva de hotel, es pedir el visado que nos permite entrar, ya que si nos lo deniegan no podremos ir de ninguna manera. Este visado para turistas se realiza a través del formulario Esta y únicamente desde la página oficial. Hay que tener cuidado con eso, porque hay muchas webs que dicen concederlo y cobrar una cantidad mucho más elevada y no es el verdadero, por lo que no sirve para entrar en el país, o puede que nos vaya a servir para entrar, pero a costa de un precio mucho más elevado. Es un trámite sencillo en el que solicitan nuestros datos personales, oficio, motivo del viaje, donde vamos a estar durante el mismo, persona de contacto en caso de emergencia, si tenemos alguna enfermedad contagiosa o si planeamos atentar contra el país. Debemos responder con total sinceridad a todo lo que se nos pregunte, ya que una vez allí en cuanto bajemos del avión y tengamos que pasar el control de inmigración un agente nos puede hacer preguntas y si detectan que estamos mintiendo o que les damos información contradictoria nos podemos meter en un problema y pasar muchas horas retenidos en el aeropuerto hasta que comprueben y contrasten toda la información o incluso que nos denieguen la entrada y tengamos que volver a nuestro lugar de origen. Una vez cumplimentado suelen responder en unas horas, como mucho en tres días obtendremos la respuesta. Una vez concedido tiene una validez de dos años naturales, pero el tiempo máximo que podemos permanecer en el país como turistas es de 90 días.
Cuando se nos haya concedido este visado ya podemos proceder a comprar, reservar y planificar todo lo demás. Pero, como cada vez que se realiza un viaje, es importante informarse bien antes, no solo del lugar o lugares que vamos a visitar para descubrir cuáles son sus puntos de interés, sino también de otros temas como el idioma, la moneda, las leyes más importantes o el tipo de sanidad entre otros. Todos estos aspectos son bastante importantes a la hora de ir a Estados Unidos.
La moneda con la que ellos operan es el dólar y por lo tanto para que nos salga lo más rentable posible tendremos que consultar a nuestros bancos qué tipo de cambio nos ofrecen, así como las comisiones que tendremos cuando paguemos con tarjeta o saquemos dinero de un cajero.
Tenemos que informarnos bien de las principales leyes, ya que si algunas cambian con respecto a nuestro país de origen, podemos acabar infringiéndolas o cometiendo un crimen sin saberlo y tener serios problemas al respecto. Esto nos puede afectar sobre todo si vamos a alquilar un vehículo, por ejemplo.
La sanidad estadounidense no es pública, como por ejemplo en España, y allí ya no estamos cubiertos por la tarjeta sanitaria europea. Debido a esto, es muy importante, por no decir imprescindible, viajar con un seguro médico que nos cubra durante nuestra estancia, ya que si tenemos que acudir al médico porque se nos inflama la garganta o si nos torcemos el tobillo mientras paseamos por la ciudad la factura nos puede dejar temblando. Es mejor prevenir que curar y, aunque siempre que hayas estado de viaje no te haya pasado nada o no hayas estado enfermo, no significa que no te pueda pasar esta vez. No demasiada gente está libre de tener una apendicitis, y eso en USA puede llegar a costarte 25.000 $.