<strong>The Diplomat</strong> La decisión de España de ofrecerse a acoger en Madrid del 2 al 13 de diciembre la<strong> cumbre de la ONU sobre el cambio climático</strong> que iba a tener lugar en Santiago de Chile no sólo ha obligado a movilizarse a la Administración española para preparar, en menos de un mes, un encuentro al que se espera asistan cerca de 25.000 personas de unos 200 países. También los<strong> embajadores de los países acreditados en Madrid se han encontrado con un trabajo extra</strong> que no esperaban. Algunos, además, tiene que ocuparse de la cumbre ministerial Europa-Asia (ASEM), que también se celebrará en la capital de España del 11 al 16 de diciembre. Lo cierto es que cada uno de los embajadores tiene que preocuparse, en muy poco tiempo, de que la representación de su país que participará en la reunión sobre el cambio climático esté bien alojada y pueda moverse adecuadamente por Madrid. Pero, además de estos aspectos logísticos, los embajadores están <strong>muy atentos al nivel que dan a sus delegaciones otros países del entorno</strong>, para no desentonar ni por exceso ni por defecto. Algunos ya han anunciado que su delegación estará encabezada por su jefe de Estado o su jefe de Gobierno, mientras otros mantienen sus dudas. En cualquier caso, de la mayoría de las delegaciones formarán parte ministros o altos cargos relacionados con el clima. La Cumbre se celebrará en IFEMA, donde ocupará siete pabellones que suman más de 100.000 metros cuadrados, a los que se añaden otros 13.000 metros cuadrados de los centros de convenciones y salas de reuniones.