<h6><strong style="font-family: -apple-system, BlinkMacSystemFont, 'Segoe UI', Roboto, Oxygen-Sans, Ubuntu, Cantarell, 'Helvetica Neue', sans-serif;">The Diplomat</strong></h6> <div> <h4><strong>Hoy empieza la cuenta atrás para las elecciones del 10-N, con un Pedro Sánchez que da síntomas de estancamiento y con el resto de los líderes políticos en una estrategia común de acoso y derribo contra él.</strong></h4> La campaña del presidente del Gobierno en funciones se ha visto plagada de errores que están provocando nervios en Ferraz, la sede del PSOE. Una situación que está obligando a Sánchez y su equipo a tener que apagar fuegos en vez de hacer hincapié en las propuestas del programa o la necesidad de que se desbloquee la situación política. El candidato socialista se ha lanzado en los últimos días a un maratón de entrevistas en el que siempre sale a colación la tensión en Cataluña. Ya queda lejos aquella confesión de principios de octubre de que “no dormiría bien por las noches” si hubiera tenido que compartir gobierno con Podemos. Una frase que le perseguirá tras los comicios si tiene que explorar una alianza con el partido de Pablo Iglesias para mantenerse en el poder. En los últimos días, Sánchez ha confundido Palencia con Zamora, se equivocó al ubicar Huesca fuera de Aragón y metió la pata en Extremadura al hablar de jamón serrano cuando se estaba refiriendo al jamón ibérico. Luego fue criticado por comparar a Albert Rivera con un negacionista alemán del Holocausto y la pasada semana se convirtió en el primer presidente en ejercicio en ser expedientado por la Junta Electoral Central (JEC). Algunos de sus ministros tampoco le han ayudado en demasía en estas últimas semanas. El titular del Interior, Fernando Grande-Marlaska, aseguró que se podía ir a Cataluña con “total normalidad” el día que se produjeron los disturbios más violentos en Barcelona tras la sentencia del 'procés'. Luego, el ministro encargado de Universidades, Pedro Duque, se puso de perfil con un “no me meto” cuando los piquetes independentistas impidieron el acceso a las clases durante la huelga convocada por varias asociaciones secesionistas y más de 800 profesores en contra de ello publicaron un manifiesto. La guinda de las polémicas del PSOE con Cataluña se dio hace unos días cuando se desveló el borrador del programa electoral, en el que habían desaparecido dos alusiones a la reforma federal de España. El PSC intervino para recuperar el reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado. En medio de todo ello, Sánchez ha intentado en el fin de semana agitar el miedo al crecimiento de Vox en las encuestas con críticas al PP y Ciudadanos por no haber “aislado” al partido de Santiago Abascal, que supera ya la barrera de los 40 escaños en algunas encuestas sin hacer mucho ruido y a pesar de medidas un tanto discutibles como promover la “suspensión inmediata de la autonomía en Cataluña” o detener a Quim Torra cuando es una facultad que tienen los jueces. Varios analistas destacan que a la formación ultraconservadora le han hecho la campaña con la situación de violencia en Cataluña, la polémica exhumación de Franco y situaciones vividas como en el último debate parlamentario del viernes, en el que el portavoz del PNV, Aitor Esteban, se negó a darle la mano a su homólogo de Vox, Iván Espinosa de los Monteros. Por su parte, Pablo Casado considera que está ya en “empate técnico” con Sánchez y cree que tiene “las mismas opciones” de gobernar que el actual presidente del Gobierno en funciones. En estos últimos días de campaña proseguirá con su imagen de moderación y apelaciones al voto útil entre los votantes del centro-derecha. Albert Rivera lo fía todo a una remontada de Ciudadanos que no ven las encuestas, con el argumento de que en el pasado los sondeos siempre se equivocaron –a la baja- con la formación naranja. De ahí que promueva la movilización de los votantes del centro, los más numerosos, para salvar los muebles y que la caída sea menor que la que vaticinan algunos medios. Por último, Pablo Iglesias busca sumar a descontentos socialistas a su proyecto tras comprobar que su ‘enemigo’ Íñigo Errejón no sube en los sondeos. Para ello, pasará al ataque contra Pedro Sánchez, de quien poco se fía tras las negociaciones fallidas de investidura en julio y septiembre. </div> <div class="yj6qo"></div> <div class="adL"></div>