<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>El Instituto Cervantes y la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, dependiente del Ministerio del Interior, han puesto en marcha el primer Curso de Didáctica de Español como Lengua Extranjera, dirigido a funcionarios de prisiones y a voluntarios de ONG que enseñan nuestro idioma a reclusos extranjeros no hispanohablantes.</strong></h4> Según informó el Instituto Cervantes, en España hay actualmente 51.000 presos, 9.000 de los cuales no conocen suficientemente el español. Más de 1.500 de ellos, en su inmensa mayoría varones, además de un centenar de mujeres, reciben clases para aprender o mejorar su dominio del idioma. La nueva iniciativa “sin precedentes” del Cervantes y de Instituciones Penitenciarias “les facilitará la reinserción socio-laboral tras su puesta en libertad”, aseguró el Instituto. El curso de didáctica de español dura 20 horas y consta de dos partes. La primera se impartió los pasados 17 y 18 de junio en el Centro de Estudios Penitenciarios en Madrid y la segunda tendrá lugar en la sede central del Instituto Cervantes los próximos 4 y 5 de noviembre. El programa está dirigido a funcionarios de Instituciones Penitenciarias que ejercen como educadores y a voluntarios de ONG que enseñan en las cárceles, a los que se suman profesores de las consejerías de Educación de las comunidades autónomas que imparten enseñanza reglada en centros penitenciarios. “La salud democrática de un país tiene mucho que ver con cómo concibe su sistema penitenciario” y con el funcionamiento de sus cárceles como “espacio de reinserción y reeducación de los internos”, <strong>declaró el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero</strong>, durante la presentación de esta nueva línea de cooperación ante los medios informativos, que tuvo lugar el pasado martes en la sede de la institución. Por su parte, <strong>el secretario general de Instituciones Penitenciarias,</strong> <strong>Ángel Luis Ortiz</strong>, reconoció que le había sorprendido la llamada telefónica de García Montero para proponerle esta colaboración y aseguró que la iniciativa no sólo beneficiará a numerosos reclusos procedentes de países no hispanohablantes, sino que en el futuro podría ampliarse a reclusos de habla española que quieran mejorar su nivel en el idioma. La nueva cooperación es heredera de otro compromiso que adquirió el Cervantes en 2010 –y que continúa en vigor– para desplazar un tribunal de examen a la prisión correspondiente en caso de que algún recluso no hispanohablante desee examinarse para obtener el Diploma de español DELE. Esta posibilidad se contempla también para los reclusos que quieran realizar la prueba CCSE (conocimientos constitucionales y socioculturales de España), cuya superación es necesaria para obtener la nacionalidad española por residencia en nuestro país.