<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> La revelación de una supuesta trama de cobro de 14 millones de dólares de la petrolera estatal venezolana Pdvesa, a través del despacho de el ex embajador de España en Caracas <strong>Raúl Morodo</strong>, ha llevado a la<strong> Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE</strong>) a hacer pública una nota para aclarar la condición del antiguo dirigente socialista. Según le cuentan a <em>The Diplomat</em> a los miembros de la ADE, que agrupa al 75% de los diplomáticos españoles, <strong>no les ha sentado nada bien</strong> que en algunos medios de comunicación <strong>se atribuyera a Morodo la condición de “diplomático”</strong>. Por eso, han difundido una nota en la que se aclara que <strong>Morodo, aunque haya ocupado el cargo de embajador en Venezuela, “no es diplomático”</strong>. Además, se subraya que “para ser miembro de la Carrera Diplomática española es necesario superar una exigente oposición pública”. La ADE hace una referencia en su nota a que los distintos Gobiernos nombran, “con carácter excepcional”, embajadores a personas que no forman parte de a Carrera Diplomática. Cuando esto sucede se suele hablar de<strong> “embajadores políticos”</strong>. Aunque, normalmente, no suele haber más de dos o tres de estos nombramientos y en lugares muy señalados, durante el Gobierno de<strong> José Luis Rodríguez Zapatero</strong> llegó a haber hasta una decena, entre ellos Raúl Morodo. Este tipo de nombramientos no gusta mucho a los diplomáticos de carrera, que entienden que, para <strong>algunos puestos de relevancia</strong> (Washington, París, UE, etc) el gobierno de turno quiera elegir a <strong>un político de peso</strong>, pero que se muestran <strong>muy críticos cuando los nombramientos se hacen para pagar favores</strong> y en puestos que pueden perfectamente desempeñar diplomáticos, que han sido preparados y llevan a sus espaldas bastantes años de carrera.