Juan David Latorre
Nueve estudiantes de la Fundación Snétberger, junto a su fundador Ferenc Snétberger, ofrecieron dos conciertos y un taller en Madrid, con el fin de presentar en España el método del Centro de Talento con el que se forman.
Gracias a la colaboración de la Embajada de Hungría, la Fundación Yehudi Menuhin España (que ofrece formación a través de las artes a más de 7.000 niños procedentes de grupos desfavorecidos de la Comunidad de Madrid), el Instituto de Cultura Gitana y la Asociación Mundo en Armonía, los pasados días 8 y 9 de abril se celebraron ambos conciertos, con la presencia de Su Majestad la Reina Sofía y de la Princesa Irene de Grecia en el segundo de ellos.
La embajadora de Hungría, Enykö Györi, que presentó la actuación de los jóvenes músicos en el Casino de Madrid, recordó las palabras del compositor húngaro Franz Liszt: “La música es el corazón de la vida. Por ella habla el amor; sin ella no hay bien posible y con ella todo es hermoso”.
“Ferenc Snétberger ha experimentado en su propia piel que la música te alza”, indicó la embajadora refiriéndose a su gran labor educativa, social y humana, con la música como medio educativo.
“En 2011 se abrió la academia», continuó Enykö Györi, «para que el talento de los jóvenes procedentes de un entorno precario se reunieran bajo la tutela de Snétberger y los profesores de la fundación, y así obtener en el centro la sapiencia necesaria para volar por sí mismos”.
La Fundación Snétberger ofrece la oportunidad a 60-65 jóvenes al año de destacado talento musical y en su mayoría de origen romaní, procedentes de grupos desfavorecidos y residentes en zonas rurales para que, dentro del programa anual y en el marco de un curso intensivo interno de 12 semanas, reciban una formación individual y orquestal personalizada en los estilos de jazz y clásico.
Durante el curso de 12 semanas sus profesores de música imparten 3.000 clases. Los talentos se apoyan por una red de mentores, ayudantes de música y mentores de música para que puedan lograr un éxito a largo plazo. Durante los cursos, los estudiantes de distintas edades y niveles de conocimiento tocan música y viven con sus profesores, tocar juntos ayuda a sus capacidades sociales su integración, así como su aceptación mutua y tolerancia.
«La música te alza» – dice el lema del Centro – la música eleva el espíritu e indica un camino. Varias docenas de jóvenes romaníes que cursaron sus estudios en las distintas formaciones allí, hoy en día ya pisan los mayores escenarios del mundo.