<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>La Cooperación Española publicó esta semana la <a href="http://www.aecid.es/Centro-Documentacion/Documentos/Divulgaci%C3%B3n/Comunicaci%C3%B3n/EAH%20CE%202019-2026%20v3.pdf">Estrategia de Acción Humanitaria 2019-2026</a>, elaborada a lo largo del último año mediante consultas con los distintos actores implicados en la Administración General del Estado, la cooperación descentralizada, la sociedad civil y universidades, entre otros.</strong></h4> El proceso de elaboración de la estrategia fue liderado por la Dirección General de Políticas para el Desarrollo Sostenible del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, en coordinación con la Oficina de Acción Humanitaria de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y con el apoyo externo del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH). La anterior Estrategia humanitaria de la Cooperación Española de 2007, según informó la <a href="http://www.aecid.es/ES/Paginas/Sala%20de%20Prensa/Noticias/2019/2019_03/06_OAH.aspx"><strong>AECID</strong></a>, “ha sido renovada con un enfoque multilateralista y europeísta” y en un contexto en el que se han producido “importantes modificaciones en el terreno humanitario”, especialmente tras la celebración en Estambul, en mayo de 2016, de la primera Cumbre Humanitaria Mundial (WHS), y tras la aprobación, ese mismo año, del <em>Grand Bargain</em>, un acuerdo entre los principales donantes y proveedores de ayuda internacional (entre ellos España) para mejorar la eficacia de la ayuda humanitaria. Aparte, la estrategia tiene en cuenta factores como la actual tipología de las crisis humanitarias, “marcadas por su complejidad y larga duración”, y la necesidad de articular los instrumentos de actuación con la Agenda 2030 de desarrollo sostenible. Asimismo, asume “compromisos ambiciosos los compromisos en materia de género” o “la voluntad de <strong>desarrollar un Plan Nacional de Diplomacia Humanitaria".</strong> <h5><strong>Diplomacia humanitaria</strong></h5> El refuerzo de la diplomacia humanitaria es, precisamente, uno de los principales puntos de la primera línea estratégica del plan, dedicada a la promoción del Derecho Internacional Humanitario (DIH) y de otros marcos jurídicos (las otras dos líneas estratégicas se refieren a la mejora de la respuesta integral a las crisis en el conjunto de la CE y la adecuación de los medios e instrumentos a las nuevas tendencias y a los compromisos de <em>Grand Bargain</em>). De acuerdo con el documento, la cooperación y la acción exterior española se han implicado en “el impulso de la diplomacia humanitaria en diversos foros internacionales en los que se ejerce la influencia e incidencia” y la “experiencia de los últimos años muestra que se pueden conseguir logros y que aún existe margen de mejora para profundizar en las actuaciones” en esta materia. Por ese motivo, la estrategia se propone concretar un <strong>Plan de Acción sobre Diplomacia Humanitaria</strong> que especifique actuaciones y refuerce el liderazgo español en torno a asuntos como la Resolución 2286 del Consejo de Seguridad de la ONU (CSNU) sobre atención médica en conflictos armados -promovida en 2016 por España, entre otros países-, el cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario, las resoluciones 1325 y 2242 sobre mujer, paz y seguridad –la segunda promovida durante la presidencia española del CSNU en octubre de 2015- o la violencia de género en emergencias. El Plan debería incluir, asimismo, posiciones específicas de España en ciertas crisis humanitarias, acciones concretas para mejorar el acceso y resolver trabas burocráticas de las ONG, las vías para contrarrestar el impacto humanitario de las sanciones y la legislación antiterrorista o la mejora de la protección del personal humanitario. Aparte, el Plan de Diplomacia Humanitaria se propone activar e impulsar el trabajo de la Comisión Española de Derecho Internacional Humanitario (creada por el Gobierno en 2008), mantener los compromisos de protección de escuelas en situaciones de conflicto, incidir para que los países con los que se mantienen buenas relaciones firmen la <strong>Declaración de Escuelas Seguras</strong>, promover medidas para el cumplimiento por parte de los países ya firmantes y profundizar el trabajo con las ONG especializadas en la materia.