The Diplomat
El jefe del equipo negociador de la UE para el Brexit, Michel Barnier, advirtió ayer en el Congreso de los Diputados de que la Unión Europea no tiene ninguna intención de reabrir un acuerdo de retirada que “se negoció con Reino Unido y no contra Reino Unido”.
“Mi objetivo es lograr un divorcio ordenado, pero a continuación habrá una segunda negociación, lo antes posible, que va a ser más importante que el propio divorcio porque es la que determinará la relación futura”, declaró Barnier durante su tercera comparecencia ante la Comisión Mixta para la Unión Europea para explicar el proceso de negociación para la salida del Reino Unido.
Para ello, es necesario que Reino Unido ratifique tanto el acuerdo alcanzado por el Ejecutivo de Theresa May con la UE como la declaración política, que es la «verdadera hoja de ruta para la segunda negociación», recordó Barnier, quien tras su comparecencia en el Congreso fue recibido en La Moncloa por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con quien coincidió en la necesidad de mantener la unidad de acción frente al Brexit y en la importancia de reforzar el proyecto común europeo para poner freno a los movimientos nacionalistas excluyentes en las próximas elecciones europeas.
Barnier también se reunió ayer con el ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Josep Borrell, y con el secretario de Estado para la UE, Luis Marco Aguiriano. Durante el encuentro ambas partes coincidieron en que “el acuerdo de retirada no se puede renegociar pero hay la mejor disposición para escuchar propuestas británicas y evitar un Brexit sin acuerdo”.
Según explicó Barnier ante los diputados y senadores de la Comisión Mixta, uno de los principales objetivos de la negociación durante el periodo de transición será la defensa de los derechos de los ciudadanos, que seguirán siendo “una prioridad” tanto si hay acuerdo como si no. En caso de que no haya acuerdo, aseguró, la UE tomará medidas para garantizar los derechos y pedirá a los Estados que “sean lo más generosos posible” con los ciudadanos británicos, “siempre que haya reciprocidad por la otra parte”.
Otro asunto importante y complicado es el acuerdo financiero, de “gran interés para España por los fondos de cohesión, las ayudas agrícolas, la cooperación con las univesidades y las ayudas a las regiones ultraperiféricas”, como Canarias. “Reino Unido saldrá dos años después de que concluya el actual periodo presupuestario de siete años”, recordó. “El Gobierno británico de David Cameron dio su aprobación en 2014 al actual marco financiero y ahora le pedimos que, dado que lo decidieron los 28, lo paguen los 28 hasta el final”, añadió.
Irlanda
Respecto a la posibilidad de que naufrague el actual acuerdo de retirada por la oposición de la Cámara de los Comunes, Barnier reconoció que uno de los principales escollos es el tema de Irlanda, un asunto “muy sensible, aunque no es único”. “No podemos volver a levantar la frontera entre Irlanda del Norte porque queremos garantizar los acuerdos de paz”, pero “Reino Unido, incluida Irlanda del Norte, va a abandonar UE en su conjunto y la frontera exterior de la UE es también la frontera de España y cualquier producto que entre en Irlanda del Norte entrará también en España”, añadió. Por ello, “no podemos levantar fronteras pero sí aplicar controles, porque tenemos que asegurar el mercado único”.
Por ese motivo, Barnier se mostró «muy decepcionado y sorprendido» por la decisión de Reino Unido de bloquear la propuesta del back stop -una salvaguarda que entraría en vigor tras el periodo de transición para evitar una “frontera dura” en caso de falta de acuerdo- cuando “fueron los propios británicos los que propusieron la idea original”.
Respecto a la posibilidad de que se aplace el Brexit a la espera de que el Parlamento acepte el acuerdo, Barnier fue contundente: “La prolongación es posible, pero yo le planteé la pregunta a Theresa May y me dijo que no pedirán un aplazamiento. En todo caso, si lo solicitaran, la Unión debería dar una respuesta unánime y la preguntaría para qué quiere ese aplazamiento”.
Las líneas rojas del Reino Unido
En cuanto a la futura relación entre la UE y Reino Unido, Barnier afirmó que «todo es posible», incluso que el Reino Unido decida permanecer en el mercado único europeo y en la unión aduanera, siempre y cuando “respetan las normas». En este sentido, recordó, existen otras “herramientas con terceros países que pueden ser de utilidad”, como la relación que mantiene actualmente la UE con Noruega o acuerdos menos vinculantes como los de Canadá o Corea, pero todo depende, en última instancia, de la actitud de Londres.
“La cooperación futura basada en una unión aduanera es posible, pero para ello deben cambiar sus líneas rojas”, explicó. El problema es que “el Gobierno británico no quiere aceptar el acuerdo sobre el Tribunal Europeo, no quiere pagar, no quiere respetar la libertad de circulación de personas, no quiere las políticas comerciales comunes, no quiere el mercado único, no quiere las normas medioambientales. Con esas líneas rojas, Reino Unido se cerrará las puertas”, manifestó Barnier, quien, por cierto, dejó sin respuesta una pregunta sobre Gibraltar planteada por el diputado Fernando Maura, de Ciudadanos.