<h6><strong>The Diplomat</strong></h6> <h4><strong>El todavía flamante presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, se va a ver obligado a escoger entre la ideología y el pragmatismo a la hora cumplir sus propios objetivos electorales y de llevar a cabo su política exterior, según los investigadores del Real Instituto Elcano.</strong></h4> “La ideología fue el eje central de la campaña, pero es un gran inconveniente para lograr fines y, posiblemente, la política acabará primando sobre la ideología”, declaró <strong>Carlos Malamud</strong>, investigador principal del Real Instituto Elcano, en el curso del debate <a href="http://www.realinstitutoelcano.org/wps/portal/rielcano_es/actividad?WCM_GLOBAL_CONTEXT=/elcano/elcano_es/calendario/actividades/debates-elcano-brasil-ideologia-economia"><em>Brasil entre la ideología y la economía</em></a>, organizado ayer por el Think Tank en la sede de la Fundación Botín en Madrid. Ejemplo de esa dicotomía entre ideología y pragmatismo, señaló, son las “serias objeciones” que los militares (uno de los grandes sostenes de Bolsonaro) han puesto a “la manera de entender la política exterior” del nuevo <strong>ministro de Asuntos Exteriores, Ernesto Araújo</strong>. “Por ejemplo, respecto a <strong>Venezuela</strong> hay bastante consenso en la oposición a Nicolás Maduro, pero hay discrepancias sobre cómo oponerse a Maduro y sobre cuánto seguidismo va a haber con Estados Unidos, si Brasil va a poner sus condiciones o va a ser un aliado incondicional y gratuito de Donald Trump sin recibir nada a cambio”, explicó el investigador. “Brasil rápidamente reconoció a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, pero el vicepresidente, el general retirado Hamilton Morao, ya ha advertido de que no apoyará una intervención militar”, recordó, por su parte, <strong>Esther Solano</strong>, socióloga y profesora de la Universidad Federal de São Paulo. Otra duda importante de la política exterior de Bolsonaro será la relación con <strong>China</strong>, “primer socio comercial, gran inversor y gran prestamista” de Brasil. “Durante la campaña electoral, Bolsonaro no tuvo mejor idea que visitar Taiwán, y los chinos le recordaron que ellos son el legítimo Gobierno de China y que si quiere seguir haciendo comercio, hay unas líneas rojas que no puede pasar”, recordó Malamud. Al respecto, el economista <strong>José Juan Ruiz</strong> advirtió de que el alejamiento de China y el intento de acercarse a Estados Unidos ya ha recibido la objeción de los altos mandos del Ejército, que “tienen el apoyo popular y son más pragmáticos”, y que han recordado que “China es el primer comprador del país”. “Una de las primeras decisiones de Bolsonaro tras llegar a la Presidencia fue enviar una delegación a China”, añadió Esther Solano. Aparte, la decisión de Araújo de trasladar la <strong>Embajada de Tel Aviv a Jerusalén</strong> se ha convertido en otro ejemplo del conflicto entre ideología y pragmatismo. “Benjamín Netanyahu fue el primer jefe de Gobierno de Israel en asistir a una toma de posesión en Brasil”, pero en el país ya se ha recordado que “la exportación de carne brasileña se dirige sobre todo a los países árabes”, advirtió Esther Solano. Según Malamud, el Ministerio de Asuntos Exteriores “no va a ser el único actor que decida sobre relaciones internacionales, también lo hará el Ministerio de Economía, que tendrá una palabra muy fuerte en lo relativo a las negociaciones comerciales”. “Brasil está consiguiendo contener las importaciones y aumentar las exportaciones, y sigue atrayendo inversión extranjera”, pero “necesitará pragmatismo y tacto para gobernar sin romper y sin generar incertidumbres que pondrían nerviosos a los inversores extranjeros”, explicó en el mismo acto <strong>Alfredo Arahuetes</strong>, investigador senior asociado del Real Instituto Elcano.