Enrique Miguel Sánchez Motos
Administrador Civil del Estado
La política, y la habilidad de los medios para dar titulares, ofrece frecuentes notas de humor. El 14 de enero un titular de El Mundo recogía las palabras de la futura candidata del PP a la Comunidad de Madrid: “Vox no propone nada que no haya visto antes del PP”. Isabel Díaz Ayuso manifestaba así que había visto dentro del PP lo que ahora propone Vox. Excelente. No hay mejor argumento para decir que vale la pena que Vox esté tomando fuerza. ¿Por qué? Porque al votarlo se da la oportunidad de que se pueda llevar a la práctica eso que Isabel habrá visto en algún rincón del PP. Sin embargo, este tipo de argumentos se vuelven en contra de su partido. ¿Alguien ve al Rajoy del 155 en la línea de votar a Vox? Indiscutiblemente nadie, pues el propio Casado ha dicho que es partidario de aplicar un 155 intenso y largo, para revertir la inaceptable situación a la que nos ha llevado la Generalitat catalana. Nada que ver con lo que hizo Rajoy.
Posiblemente Isabel haya visto también en el PP una voluntad firme de derogar la malhadada ley de Memoria Histórica. Puede ser, pero ¿dónde la ha visto? Desde luego no en el PP, de mayoría absoluta, que tuvo en sus manos la derogación inmediata, sin contemplaciones, y que no supo ver su necesidad. Desde luego Isabel habrá tenido que usar gafas de mucho aumento para ver a un PP claramente opuesto a la ley de Memoria Histórica. En todo caso, si lo ha visto, bienvenida con mayor razón al club de Vox.
Respecto al Estado de las Autonomías, hay cada vez más españoles que consideran imprescindible una reconversión profunda. Si ello implica una reforma constitucional, o no, puede ser discutible pero la descoordinación y la desigualdad entre españoles no da más de sí. Tal vez Isabel haya visto una solución intermedia entre la drástica que propone Vox y la situación actual. Tal vez haya visto la necesidad de una firme aplicación del 155, donde sea necesario, y de una urgente aplicación del 150.3, unas vigorosas leyes de armonización autonómica: “El Estado podrá dictar leyes que establezcan los principios necesarios para armonizar las disposiciones normativas de las Comunidades Autónomas, aun en el caso de materias atribuidas a la competencia de éstas, cuando así lo exija el interés general. Corresponde a las Cortes Generales, por mayoría absoluta de cada Cámara, la apreciación de esta necesidad”. Sin embargo, Isabel no ha dicho nada de esto y por tanto no sabemos lo que habrá visto.
Igualmente puede ser que haya visto en el PP, aunque tampoco lo haya concretado, una clara decisión de organizar la inmigración para lograr, tanto su integración en la cultura española constitucional como su adecuación en cifras sostenibles. Suponemos que eso incluirá un acuerdo intraeuropeo que permita devolver a los países europeos de origen a aquellos individuos y colectividades que, en lugar de integrarse, optan por acampar en parques y puentes y dedicarse meramente a la mendicidad. ¿Sería fascista una norma europea que permita que si un español estuviera actuando así en Rumania pueda ese país deportarlo a España y viceversa?
Sabemos que, en España, lamentablemente, el Ejecutivo domina al Legislativo. Algo convendría hacer al respecto. Pero mientras que eso no llega, bienvenidos los partidos que valientemente, como Vox, sean capaces de hacer propuestas plenamente constitucionales para cambiar las cosas.
En todo caso, tanto para Dña. Isabel como para todo aquel que se haya puesto las gafas y haya encontrado ese tipo de propuestas, nuestra enhorabuena y nuestra petición de que utilicen unos buenos altavoces para que la sociedad española pueda conocerlas, discutirlas y votarlas. Estamos en un año en el que cuanto más se saquen a la luz propuestas electorales tanto mejor será para que el voto ciudadano sea más sensato y profundo. Y, repito, cuanta mayor convergencia política haya en los grandes temas, tanto mejor. Más fácil será hacer gobiernos de coalición o incluso de concentración, si fuera necesario.
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