<h6><strong>Luis Ayllón</strong></h6> <h4><strong>El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, afirmó ayer ante el Congreso de los Diputados que España rechaza una intervención militar externa y que el Gobierno no va a hacer seguidismo de nadie, en referencia a Estados Unidos.</strong></h4> En una comparecencia, con carácter urgente, ante la Comisión de Asuntos Exteriores, Borrell tuvo que hacer frente a acusaciones desde la derecha y también desde la izquierda por la posición del Ejecutivo en relación con la crisis venezolana, lo cual, en opinión del ministro, refleja que están haciendo lo correcto. Así, desde el Grupo Popular, el diputado José Ramón García Hernández acusó al Gobierno de haber ido cambiando de posición y le reprochó que pida a Maduro que lleve al país a unas elecciones libres, olvidando que es un “usurpador”. Por su parte, Fernando Maura, de Ciudadanos, dijo que España “se ha escondido detrás del consenso europeo, abdicando de su responsabilidad”, mientras que el diputado del Grupo Mixto Carlos Salvador afirmó que el Gobierno no puede permanecer “equidistante”. Jordi Xuclà, del PdCat, advirtió de que se tenga en cuenta al reconocer a Juan Guaidó como presidente interino, que este no controla el territorio, mientras que Aitor Esteban, del PNV dijo que apoyará al Gobierno si sigue tomando las decisiones en el conjunto de la Unión Europea. Desde la izquierda, Joan Tardà, de ERC, afirmó que el Gobierno “no ha resistido el ataque de la derecha española”, calificó su posición de “cínica” y dijo que le daba “un cierto asco”, porque no había oído calificar de tiranos, como ha hecho con Nicolás Maduro, a los dirigentes de China o de Arabia Saudí, entre otras dictaduras. Muy críticos se mostraron también los portavoces de Podemos, Pablo Bustinduy; y de Izquierda Unida, Miguel Ángel Bustamante. El primero acusó al Ejecutivo de estar en una operación para fozar un cambio de régimen, algo que consideró “una injerencia” y una decisión “irresponsable y peligrosa”, porque, a a su juicio, puede provocar un enfrentamiento civil en Venezuela o en la región. El segundo, añadió que “si el Gobierno de España apoya a los golpistas y acaba siendo cómplice de una intervención militar tendrá consecuencias” en el respaldo que IU dio a Pedro Sánchez en la moción de censura. El portavoz del Grupo Socialista, Pere Joan Pons, aseguró que España ha liderado el proceso en la adopción de la posición de la Unión Europea sobre Venezuela y dijo que es “ruín” calificar al Gobierno de cobarde. En sus réplicas, Borrell insistió en que, para el Gobierno español “no todas las soluciones están sobre la mesa”, porque rechaza una solución militar tanto desde el interior como desde el exterior. El ministro reiteró que España no quiere un cambio de régimen sino que los venezolanos puedan decidir libremente en unas elecciones con garantía. Además, abogó por la rápida puesta en marcha del grupo de contacto para Venezuela propuesta el pasado día 22, por España, Reino Unido, Francia, Portugal y Países Bajos, y añadió que si México, Uruguay o cualquier otro país latinoamericano quiere sumarse será bienvenido. Anoche, sin embargo, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, rechazó la propuesta que le hizo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de participar en un grupo de contacto internacional . López Obrador, que se desmarcó del Grupo de Lima, en el reconocimiento a Guaidó, insistió en que es una cuestión que deben resolver los venezolanos, y sólo cuando las partes se sienten a hablar se mostró de acuerdo en que México participe en una conversación para ayudar a buscar una salida al país. El jefe del Ejecutivo español, que el día anterior, en República Dominicana, se había mostrado duro con el régimen bolivariano, apostó ayer también por el diálogo entre las partes. Este jueves se celebre en Bucarest, la reunión informal de ministros de Asuntos Exteriores de la UE, en que será abordada la crisis de Venezuela, a sólo cuatro días de que expire el plazo dado por los Veintisiete para reconocer a Juan Guaidó, si antes no son convocadas elecciones presidenciales libres y democráticas.