<h6><strong>Eduardo González.</strong> 24/11/2018</h6> <h4><strong>España figura entre los países mejor valorados en Europa pese al <em>Procès</em>, incluso entre los belgas, tanto flamencos como valones.</strong></h4> La octava edición del <strong><a href="http://www.realinstitutoelcano.org/wps/portal/rielcano_es/encuesta?WCM_GLOBAL_CONTEXT=/elcano/elcano_es/observatoriomarcaespana/estudios/resultados/barometro-imagen-espana-8">Barómetro de Imagen de España (BIE)</a>,</strong> presentada ayer por el <strong>Real Instituto Elcano </strong>en su sede central de Madrid, fue elaborada en septiembre en nueve países europeos, Alemania, Francia, Holanda, Bélgica, Italia, Polonia, Suecia, Portugal y Reino Unido. En el caso de Bélgica, la muestra analiza por separado los datos de Valonia y de Flandes para evaluar con más detalle el impacto de la crisis catalana. Con este punto de partida, España no sólo figura como el cuarto país mejor valorado, con una nota de 7,1 sobre diez y solo por detrás de Suecia, Países Bajos y Alemania, sino que obtiene también el notable en Bélgica (siete puntos), y, lo que es más llamativo, está incluso <strong>ligeramente mejor valorada entre los flamencos (7,1) que entre los valones (6,9).</strong> De hecho, el informe indica que <strong>sólo un 17% de los belgas tiene una imagen peor de España a causa del conflicto catalán, frente a un 62% que no ha cambiado</strong> y un escaso 4% para los que ha mejorado. Estos porcentajes difieren en poco de la media (un 12% con peor imagen y un 65% que no ha cambiado) y es apenas distinta que en otros países (la imagen de España ha empeorado para un 16% de los alemanes, un 15% de los portugueses y un 13% de los polacos). En cuanto a <strong>la importancia del movimiento separatista en Cataluña</strong>, mientras que la población valona lo valora negativamente como un “problema grave” (el 59%), los flamencos parecen más comprensivos con los independentistas, ya que un 42% considera que no es un problema importante. No obstante, este dato es muy similar al de países como Reino Unido, Francia, Italia o Países Bajos. Respecto al futuro de Cataluña, <strong>el 44% de los belgas opina que seguirá formando parte de España (un poco inferior al 49% de la media e igual al 44% de los franceses) y el 28% cree que alcanzará la independencia</strong>. En este apartado, la media de los nueve países es del 29% y en países como Polonia (33), Portugal (31) o Países Bajos y Suecia (30) es incluso superior. El 31% de los flamencos apuesta por la independencia. En el perfil de la imagen del país, el 39% de los belgas considera que España es <strong>“un país autoritario”</strong>, frente a un 55% que lo consideran democrático. El porcentaje de encuestados que califican a España como un país autoritario es ciertamente alto en Bélgica, pero es sólo un poco mayor que el de los países más nórdicos y protestantes de la encuesta (34 entre los británicos, 35 entre los holandeses o 32 entre los suecos). En conjunto, el 29% de los encuestados en los nueve países considera a España un país autoritario (frente a un 64% que lo califican de democrático), un porcentaje llamativo que los autores del sondeo no desarrollaron, ni en el informe ni durante el acto de presentación. Tampoco se ofrece el mismo dato para el resto de países. <h5><strong>Impacto de la crisis catalana en las relaciones España-Bélgica</strong></h5> El frustrado proceso independentista en Cataluña ha enturbiado las relaciones entre España y Bélgica a lo largo del último año. Recientemente, el Gobierno español convocó en tres ocasiones al embajador belga a causa de unas declaraciones del presidente del Parlamento flamenco, Jan Peumans (de la Nueva Alianza Flamenca, NV-A), en las que acusó a España de no cumplir “las condiciones para ser parte de una Unión Europea democrática”. Por este mismo motivo, España decidió retirar el estatus diplomático al delegado del Gobierno de Flandes en España, André Hebbelinck. A ello se unen otros episodios de tensión, como la admisión por parte de la Justicia belga de una demanda civil presentada por el ex presidente catalán Carles Puigdemont y otros cuatro ex consejeros catalanes contra el juez Pablo Llarena; las críticas del primer ministro belga, Charles Michel (quien gobierna en coalición con la NVA), a la actuación policial del 1-O y en favor de una mediación europea o internacional; las declaraciones del vicepresidente del Gobierno y ministro del Interior, el nacionalista flamenco Jan Jambon, en las que criticó a la Justicia española y se mostró dispuesto a conceder refugio político a los prófugos; o la decisión de la Justicia belga de hacer caso omiso a la euro-orden que España había lanzado contra Puigdemont y varios ex consejeros.