Foto y texto: Antonio Colmenar.
Puente la Reina es la villa medieval en la que se funden las dos vías principales del Camino de Santiago, de ahí que sea uno de los enclaves de mayor sentido compostelano situados en Navarra. El continuo trasiego de peregrinos, las conchas y báculos forman parte del paisaje urbano de esta villa, magnífico ejemplo de ‘pueblo-calle’.
Esta hermosa localidad está situada a 24 kilómetros de Pamplona. Caminar por sus empedradas rúas Crucifijo y Mayor se convierte en un agradable ejercicio que te permite descubrir joyas arquitectónicas como las iglesias del Crucifico, Santiago y San Pedro, y bellos edificios salpicados de detalles de influencia jacobea.
Pero, sin duda, el puente románico sobre el río Arga es lo que más sorprende a uno. Se trata de uno de los ejemplos románicos más hermosos y señoriales de la ruta jacobea y el que da nombre a esta villa, de apenas 2.500 habitantes, cercana a otros puntos de interés turístico como Eunate, Andelos y el Cerco de Artajona.
Puente la Reina nació por y para la Vía Compostelana. Todavía hoy la influencia de las peregrinaciones a Santiago sigue caracterizando a la villa, encrucijada de caminos donde se unen las rutas que vienen de Roncesvalles y de Somport. Fue fundada en el siglo XII por Alfonso I el Batallador y conserva de manera admirable su inicial trama urbana. Su estructura urbanística es todo un ejemplo de ‘pueblo-calle’, una villa construida en función de su calle principal y no alrededor de un castillo protector.