De izquierda a derecha, los componentes de la primera mesa redonda: Kata Gyuricza, Grzegorz Bak, Doru Liciu, Argita Daudze y José Luis Orella./ Foto: AR
Alberto Rubio. 21/03/2018
La implantación del comunismo tras la Segunda Guerra Mundial en los países del este de Europa dio lugar a la paradoja de tener reyes sin reinos y diplomáticos sin relaciones diplomáticas durante la Guerra Fría en países como España, donde se refugiaron muchos miembros de esas casas reales.
Con la participación del Rey Simeón de Bulgaria, Jorge de Habsburgo –como Embajador Extraordinario de Hungría- y el conde Pedro Potocki, en representación de Polonia, se celebró en el Instituto Cervantes el coloquio “Reyes sin reinos, diplomáticos sin relaciones diplomáticas”, organizado por la Embajada de Hungría y la Escuela Diplomática.
Durante el acto, Kata Gyuricza, historiadora y autora del libro ‘Ferenc Marosy: un embajador real de Hungría en Madrid’, glosó la figura del diplomático que representó a la Casa Real húngara desde 1949 hasta 1969 y al que calificó como “el embajador de los húngaros libres y no de la Hungría oprimida”.
La embajadora de Hungría, Enikö Györi señaló en su presentación que “nuestras historias forman parte de la herencia europea común y hacen más fuertes las identidades nacionales, que son muy necesarias para una Europa más fuerte”.
El embajador-director de la Escuela Diplomática destacó, por su parte, la “profunda investigación llevada a cabo por la Embajada de Hungría” sobre un fenómeno poco estudiado hasta ahora.
El estudio revela, según explicó su autora, muchos documentos de los servicios secretos del régimen comunista y ofrece el punto de vista de un exiliado en la España de 1949.
El director del Instituto Cervantes añadió que uno de los efectos positivos de estas legaciones es que “contribuyeron al estado de opinión de los países sojuzgados”.