Enrique Miguel Sánchez Motos
Administrador Civil del Estado
El Rey reinará desde México… o desde Colombia, dos grandes países hermanos al igual que otros muchos. Si esto fuera verdad habría que considerar la elección un gran acierto. Por su parte el presidente del Gobierno optaría a gobernar desde Roma para recordar a los Escipiones que nos invadieron, aplastando a iberos y celtas, y nos romanizaron. Los ministros para no ser menos elegirían cada uno algún país apropiado para dirigir sus respectivos ministerios. Por supuesto, los presidentes autonómicos no se quedarían cortos y optarían por dirigir sus autonomías desde la India, Corea, Singapur, u otras naciones, inclusive adoptando, en aras de una mayor pluralidad, la figura de Presidente autonómico itinerante por el ancho mundo.
Ante actuaciones así, los diputados del Congreso se sentirían algo constreñidos porque el artículo 15 de su Reglamento establece que “los diputados tendrán el deber de asistir a las sesiones del Pleno del Congreso y de las comisiones de que formen parte”. Igual ocurriría con los senadores ya que el artículo 20 de su respectivo Reglamento dice prácticamente lo mismo. Ahora bien, en la era moderna con las tecnologías actuales cabria interpretar, por extensión, que se podría asistir telemáticamente a las reuniones y eso permitiría establecer la residencia de cada uno de ellos en el país de su elección.
Al final, España se habría colocado a la cabeza de la modernidad a escala planetaria si bien los residentes de una provincia seguirían sin poder ser atendidos en el hospital más cercano, si perteneciera a una comunidad autónoma distinta de la suya.
Es obvio que este tipo de ideas cabe en una comedia de enredo, pero son la antítesis del sentido común y seguro que no se pasaron por la cabeza de los redactores de la Constitución ni del pueblo soberano que la aprobamos en referéndum.
Afortunadamente, la sensatez de un juez del Supremo y de los magistrados del Tribunal Constitucional parece que está encauzando las cosas. También el pasivo Gobierno de Rajoy parece haber tomado iniciativas para evitar estos posibles despropósitos. No obstante, al Ejecutivo hay que exigirle más pues para eso es el Poder más inmediato y no estaría de más que convocara al resto de partidos constitucionales para que expongan su posición y se comprometan tomando postura al respecto.
La convivencia democrática es clave en nuestra Constitución y el ridículo y el esperpento actúan en contra de ella. Hay que aprobar las normas, medidas e interpretaciones que procedan pero carece de sentido común que personas fugitivas de la Justicia puedan percibir sus emolumentos como diputados o indemnizaciones por haber detentado cargos políticos. Señores políticos, si hay flecos legales sobre estos temas corríjanlos de inmediato. Parecería poco coherente que el ministro Zoido haya promovido la apertura de un expediente al mosso que actuaba como escolta de Puigdemont en Bélgica y que no se hayan adoptado ya medidas o propuestas para evitar los absurdos casos antes citados.
Por una España moderna pero llena de sentido común.
12/02/2018. © Todos los derechos reservados