Lucini y Solana junto a Inmaculada Ballesteros, de Alternativas./ Foto: Alternativas
Eduardo González. 01/02/2018
Javier Solana defendió ayer el papel de la cultura como instrumento para las relaciones internacionales, ya que permite “conocer al otro y que el otro nos conozca” y contribuye, por tanto, a facilitar el diálogo y a evitar conflictos.
“Vivimos en un mundo globalizado y tenemos la obligación de hacer que las diferencias culturales se aproximen”, advirtió Solana -exministro de Exteriores, exsecretario general de la OTAN y ex alto representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE- durante el debate La cultura en las relaciones internacionales de la Unión Europea, organizado por la Fundación Alternativas en la sede del Instituto Cervantes en Madrid y con el patrocinio de Bertelsmann.
“No concibo que vaya a haber una Tercera Guerra Mundial, porque la guerra ya no es el instrumento de poder”, pero en las relaciones internacionales es “importante conocer la cultura del otro y ponerse en la piel del otro para evitar entrar en un conflicto”, prosiguió el actual presidente de ESADEgeo.
Por ejemplo, explicó, “Occidente se puede llevar mal con Vladimir Putin, pero no puede llevarse nunca mal con Rusia. Los occidentales lloran con los clásicos rusos y creo que hay más estatuas de Don Quijote en Rusia que en España».
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El Cervantes afirma que la cultura ayuda a “hacer frente a las amenazas” y es un factor de desarrollo sostenible
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Ese conocimiento del otro, advirtió, implica “más humildad en el trato con otras culturas». “Los europeos y los americanos siempre nos hemos creído los más listos de la clase y que podíamos dar lecciones a los otros, pero eso se ha acabado, el mundo es diferente ahora y hay que asumirlo”, manifestó. Por ello, advirtió, “la democracia europea occidental no se puede exportar a todo el mundo; no podemos imponer nuestros valores a otros países que aman otros, como China”.
Por su parte, el director de Análisis y Estrategia del Instituto Cervantes y ex director general de Política Exterior del Ministerio de Exteriores, Alfonso Lucini, afirmó que “la cultura es un elemento fundamental del llamado poder blando de la UE”, tanto por su capacidad para “hacer frente a las amenazas a la UE, como la radicalización y el terrorismo”, como por la importancia de la industria cultural, que “representa el 3% del PIB de la UE” y supone un “factor de desarrollo sostenible para terceros países”.