Alberto Rubio
Director de The Diplomat in Spain
Hace unas semanas volví del futuro. Y resulta que está a sólo 13 horas en vuelo directo. Todavía no me atrevo a decir si ese futuro es más o menos prometedor, si será beneficioso para todos o, probablemente, diseñará un nuevo tablero de juego. Pero sé, sin género de dudas, que ése, China, es el futuro y que es imparable.
A China le quedan ya muy pocos años para consolidarse definitivamente como el principal motor económico del planeta. Sus cifras, en todos los órdenes, son tan gigantescas que apabullan. Es el país más poblado del mundo, la primera potencia económica en términos de PIB (medido en Paridad de Poder Adquisitivo), el mayor inversor en energías renovables, el mayor receptor mundial de inversión extranjera directa, el país que tiene las mayores reservas internacionales de divisas y el que mayor crecimiento económico presenta. Bien, eso ya lo sabíamos.
Pero si miramos a la que actualmente se considera una de las primeras industrias mundiales, el turismo, la potencialidad económica de China puede decirse que es absolutamente desmesurada, aunque todavía poco desarrollada.
Empecemos por una cifra “pequeña”: sólo la provincia de Hunan, precisamente donde nació Mao Tse-Tung, acoge cada año a 65 millones de turistas. Comparemos: 75 millones de turistas visitaron España en 2016. Y ahora hagamos una salvedad importante: la cifra de España se refiere a visitantes internacionales. Los 65 millones que visitan Hunan son, en un 90%, chinos.
Ciertamente, el mercado interior del turismo en China no es comparable a ningún otro. En 2015 registró 4.000 millones de viajes y generó unos ingresos de 620.000 millones de dólares. Es el efecto del crecimiento económico que ha generado un notable aumento de las clases medias chinas y, por tanto, ha incrementado el número de sus potenciales turistas.
Pero, dejando a un lado las cifras del mercado interior, donde hay que centrar las expectativas del crecimiento del turismo chino es en el ámbito internacional. Tanto en el número de turistas que China será capaz de “exportar” como de los que recibirá en el futuro inmediato.
En la clasificación internacional, China se aupó ya a la cuarta posición en 2015 con más de 55 millones de visitantes, todavía por detrás de Francia (83 millones); Estados Unidos (78) y España (68). Y la tendencia al crecimiento continúa.
¿Qué puede pasar en un futuro, en absoluto lejano? Al ritmo actual China será, sin duda, el principal país receptor y emisor de turistas, nacionales e internacionales. Sólo necesita aumente sus conexiones aéreas, acabar de mejorar sus infraestructuras viarias y llevar a cabo una promoción más potente de sus atractivos, que son muchos y variados. Y aprobar una asignatura pendiente: el idioma. Muchos de los trabajadores del sector turístico todavía no manejan otras lenguas, fundamentalmente el inglés o el español, algo imprescindible para que el turista considere la opción de emprender un viaje tan largo.
China tiene una historia milenaria, como atestiguan los famosos guerreros de Xian o la Gran Muralla; paisajes increíbles, entre ellos el Parque Nacional de Zhangjiajie o la Reserva Natural de Wuling; ciudades espectaculares, sólo por citar algunas, como Shangái, Hangzhou o Naking; recuperadas tradiciones culturales de 56 etnias; una variadísima gastronomía…
En la reciente visita que hicimos un grupo de periodistas, el secretario del Partido Comunista de Zhangjiajie, Guo Zhenggui, comentaba que “verlo una vez con tus propios ojos vale más que cien veces que te hablen de ello”. Y eso es lo que se han propuesto: atraer a millones de ojos para ser también un gigante en turismo.
03/01/2018. © Todos los derechos reservados