Carlos Uriarte
Profesor de Derecho de la Universidad Rey Juan Carlos
¿Qué podemos decir sobre Kazajistán, que el 16 de diciembre celebró 26 años de independencia? Es una república joven pero muy ambiciosa; uno de los países postsoviéticos que en los últimos años tiene un papel cada vez más activo en el escenario mundial: Iniciativas originales, solución pacífica de conflictos, integración interregional, participación activa en el trabajo de organizaciones internacionales, protección del medio ambiente… Nos centraremos sólo en las principales iniciativas.
Una política de desarme pionera en la región. Después del colapso de la Unión Soviética, el país heredó el cuarto arsenal nuclear más grande del mundo. Sin embargo, el presidente Nursultan Nazarbayev, que había encabezado recientemente el país, dio un paso no trivial proyectando una idea inusual para la época: cerró el complejo de pruebas nucleares en Semipalatinsk. Además, firmó el Protocolo de Lisboa, redujo su arsenal y se unió al Tratado sobre no Proliferación de Armas Nucleares.
La transferencia de la capital del sur del país al norte. Fue otro cambio notorio, al comenzar este proceso cuando la república atravesaba todavía una seria crisis. Ahora la nueva capital, Astana, es una ciudad ultramoderna con infraestructuras desarrolladas y un diseño arquitectónico original, como pudieron ver millones de turistas durante la EXPO-2017.
Motor de los procesos de integración en el espacio postsoviético. Desde finales de los 90, utilizando hábilmente su posición geoestratégica, el país defendió la creación de fuertes relaciones interestatales económicas, políticas y militares. Kazajistán tomó parte activa en la creación de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva y la Organización de Cooperación de Shanghai. Se necesitaron diez años para que las repúblicas postsoviéticas se unieran en un espacio económico común. Primero la Unión Aduanera y luego la Unión Económica Euroasiática. Es de justicia decir que Kazajistán jugó un papel importante, político y económico, en esta asociación.
Su activo papel en la política mundial ha sido reconocido y apreciado. La presidencia de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en 2010 fue un reconocimiento único de la autoridad de la República. Un poco más tarde, Kazajistán encabezó la Organización de Cooperación Islámica (OCI). Y fue en Astana donde la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) cambió su nombre y formato.
Astaná se convirtió cada vez más en un óptimo territorio para reuniones y foros internacionales, orientados a políticas neutrales y multivectoriales.
Es lógico que, bajo este enfoque, un jurado estricto otorgase la EXPO-2017, dedicada al desarrollo de energías alternativas, a Astaná. Kazajistán lidió brillantemente con la tarea. La exposición contó con la presencia de más de cien países y una docena de organizaciones internacionales. Se recogieron los mejores desarrollos ambientales y tecnológicos, millones de personas visitaron la ciudad, se acordaron contratos multimillonarios a raíz del trabajo desarrollado. Fue la mejor manera de declararse a sí mismo como un estado estable y próspero.
Kazajistán no ha dejado de ser un referente y no se ha conformado con lo que ha logrado. A pesar de su neutralidad, el país se hizo famoso por su lucha irreconciliable contra los desafíos actuales. Incluida la «plaga social del siglo XXI»: el terrorismo extremista internacional. En su intervención en la sesión del 70º aniversario de la Asamblea General de la ONU, fue el presidente Nursultan Nazarbayev quien sugirió la creación de una red mundial bajo los auspicios de Naciones Unidas para contrarrestar estos fenómenos radicales.
Kazajistán también lanzó muchas ideas audaces de escala global: creación de una moneda supranacional, reubicación de la sede de Naciones Unidas en Asia, reforma de la Organización, etc. La valentía de las iniciativas fue muy apreciada. No es extraño que dos años más tarde, en 2017, Kazajstán se convirtiera en miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, y también encabezase varios Comités, en particular el Comité de Sanciones 1267 sobre EIIL (DAESH), Al-Qaida y personas asociadas con actividades terroristas.
Este año ha sido significativo para Kazajistán. En Astaná se creó una plataforma especial de negociación sobre Siria. Ahora funciona fructíferamente, en paralelo con una similar, formada anteriormente en Ginebra. Pero fue en la capital kazaja donde se llegó a un acuerdo sobre un alto el fuego en varias regiones sirias. Ahora se prepara la próxima ronda de conversaciones en Astaná y se trabaja para fortalecer las medidas de fomento de la confianza entre las partes. El resultado debería ser una disminución gradual del conflicto.
Resumiendo: partiendo de posiciones muy modestas Kazajstán, en poco más de un cuarto de siglo, ha transitado el camino que otros países tardaron siglos. ¿Cuál es su secreto?
«Nuestro estado no pretende ser un gran poder, como los Estados Unidos o Rusia”, dijo Nursultan Nazarbayev en uno de sus discursos. «Pero nosotros, en la medida de lo posible, influimos en el curso de los acontecimientos en el mundo, mediamos en situaciones de conflicto para reconciliar a las partes, y presentamos iniciativas de integración regional que nos permiten preservar la paz y brindar oportunidades para el desarrollo pacífico”.
Probablemente, ésta es la definición más precisa y amplia de la política de Kazajistán.
16/12/2017. © Todos los derechos reservados