<span style="font-size: small;">Ni siquiera el presidente de Venezuela parece dispuesto a reconocer a Cataluña.</span> <span style="font-size: small;"><strong>The Diploma</strong>t. 28/10/2017</span> <strong><span style="font-size: medium;">Los embajadores españoles en todo el mundo se mantendrán alerta ante cualquier atisbo de reconocimiento de la independencia de Cataluña, tras la decisión adoptada ayer por el Parlamento catalán.</span></strong> <span>Aunque hasta la fecha ningún país ha expresado su intención de reconocer a Cataluña como un Estado independiente, los representantes diplomáticos españoles se mantiene alerta en las capitales en las que están acreditados para detectar cualquier manifestación oficial que exprese simpatía por la decisión de los secesionistas.</span> <span>El Gobierno da por descontado que la Consejería de Exteriores del Govern, que dirige Raúl Romeva, pondrá en marcha todo el aparato de ‘Diplocat’ para hacer llegar su posición a los distintos países y pedir que la República catalana sea reconocida. Por eso, los embajadores saben que deben contrarrestar esas informaciones, especialmente en aquellos países donde, en algún momento, se ha expresado, al menos, una cierta comprensión para los planteamientos soberanistas.</span> [hr style="single"] <span style="font-size: x-large;">El Gobierno cree que ningún país aceptará la declaración de independencia</span> [hr style="single"] <span>En cualquier caso, hay bastante tranquilidad en el Ejecutivo español, que sabe que ningún país importante dará el paso de reconocer la independencia. Muchos de ellos lo han asegurado ya públicamente, incluidos los Bálticos, donde hace años los independentistas creyeron tener apoyos.</span> <span>Ni siquiera Venezuela parece dispuesta a reconocer a Cataluña, a pesar de que Nicolás Maduro, ha aprovechado la crisis catalana para fustigar al Gobierno de Mariano Rajoy. Los informes de los Servicios Secretos españoles apuntan a que el Gobierno bolivariano no se atreverá a tomar esa decisión.</span> <span>Todos los países son conscientes de que reconocer la independencia de Cataluña supondría enfrentarse a España, lo que tendría consecuencias en las relaciones bilaterales. De ahí, que los respaldos a la nueva República sólo podrían llegar de otros entes territoriales que aspiran a ser reconocidos independientes, como Abjasia u Osetia del Sur, que pretenden separarse de Georgia, con el apoyo de Rusia, y que tiene un representante o una oficina en Barcelona; o como Kosovo, que no tiene nada que perder con España, porque es uno de los pocos países europeos que no le han dado su reconocimiento.</span>