La Embajada de Hungría celebró el lunes una doble conmemoración: por un lado, el 61º aniversario de la Revolución Húngara; por otro, el año conmemorativo del compositor Zoltán Kodály. Ambas, como señaló la embajadora Eniko Gyori durante su bienvenida a los invitados al Real Conservatorio Superior de Música, tienen en común un espíritu revolucionario que, en el caso de Kodály se expresó “en las salas de concierto y en la enseñanza de la música”.
Antes de la actuación del Coro Femenino Angelica, venido expresamente desde Hungría (en la foto superior), la embajadora explicó que, para Kodály, el conocimiento de la música folclórica “no significó una especie de nacionalismo o un aislamiento del mundo, sino precisamente todo lo contrario”, ya que pone de relieve que además de las particularidades nacionales existen algunas regiones de la vida que son comunes para toda la humanidad”.
Y ya de paso, Giory no evitó el paralelismo con la política, sin mencionar a quién dirige el mensaje: “Hoy en día está muy de moda la cuestión ‘Quo vadis Europa’. Cuando buscamos las respuestas al futuro de nuestro continente, vale la pena prestar atención a las artimañas del canto coral. Un coro sólo puede cosechar éxito, si sus miembros se unen para alcanzar el mismo objetivo, contribuyendo al logro común, sin renunciar nunca a su propia personalidad”.
Tras el concierto, los invitados, entre los que se contaban numerosos embajadores y representantes de embajadas, fueron agasajados con un ágape en el Conservatorio.
Texto y fotos: A. Rubio. 25/10/2017
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La embajadora, durante su discurso.