Enrique Miguel Sánchez Motos
Administrador Civil del Estado
La situación en Venezuela no sería tolerable en las democracias avanzadas del mundo. ¿Es aceptable para el pueblo venezolano? La mayor parte de las democracias europeas y americanas condenan o están condenando la ruta dictatorial que ha adoptado el régimen venezolano. No cabe olvidar que ha sido el gobierno de Maduro el responsable del descontento popular por su errada política económica y social. No cabe atribuir a una presunta conspiración capitalista internacional la situación de carencia de productos básicos en los comercios, la hiperinflación del 750% que el FMI prevé para este año y los sueldos irrisorios en ese contexto de precios disparados.
Los mecanismos democráticos existentes habrían llevado a cualquier gobierno democrático a convocar nuevas elecciones para que sea el pueblo el que lo mantenga o lo aparte del poder. En lugar de eso el Gobierno de Maduro ha optado por una línea autoritaria que camina hacia una dictadura totalitaria.
El Presidente venezolano ha optado por ir asumiendo todos los resortes del poder, dinamitando la separación de poderes. En primer lugar ha puesto al Judicial a las órdenes del Ejecutivo; después ha despojado de sus funciones al Legislativo, cuya mayoría absoluta le era opuesta y, finalmente, ha reprimido a los líderes opositores y recortado, radicalmente, las posibilidades de uso de la libertad de expresión. Hoy, tras todos los datos que se han filtrado y siguen filtrando a través de las redes, decir que sigue habiendo democracia en Venezuela es una trágica ironía.
Finalmente, Maduro ha convocado, al margen de la normativa vigente, un proceso electoral para elegir una Asamblea Constituyente, en un contexto de escasas garantías democráticas y ha aportado datos falsos sobre los resultados como así ha sido denunciado por la propia empresa externa Smartmatic, que estaba encargada del sistema de voto electrónico.
En este contexto llama la atención la actitud de la izquierda europea ante la situación venezolana. El líder del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn, ha mantenido silencio si bien ha apartado a Ken Livingstone, ex alcalde Londres, que dijo la inaceptable barbaridad de que el problema de Chavez había sido no ejecutar a las 200 familias que, presuntamente, controlan el 80% de la riqueza de Venezuela. En España, Podemos ha votado en contra o se ha abstenido en las condenas a la actuación de Maduro y como máximo se ha acogido a una condena genérica de todas las violencias, como si el Gobierno venezolano y la oposición estuvieran equiparados en su capacidad de producirlas o controlarlas. En Francia el líder de la izquierda alternativa, Jean Luc Melanchon, no ha querido hacer declaraciones por el momento. En suma, las izquierdas europeas, no el centro izquierda, están dejando claro cuál es su vara de medir sobre la democracia: silencio, elogios y mera demagogia ante la futura dictadura de Maduro y ningún aplauso a las democracias que permiten superar las crisis mediante los procesos electorales y el respeto, aunque mejorable, a la división de poderes.
08/08/2017. © Todos los derechos reservados