Estatuas orantes de Pedro I y el Príncipe Negro./ Fotos: UPO y englishhistoryauthors
The Diplomat. 10/07/2017
Esta semana está marcada por la visita de Estado de los Reyes de España al Reino Unido, la primera en 31 años. Sin embargo, los lazos diplomáticos y de amistad entre ambos países se remontan al siglo XIV, cuando la guerra civil en Castilla llevó a uno de los contendientes a solicitar ayuda en la corte inglesa de Eduardo III.
Corría el año 1356 cuando la alta nobleza castellana se levantó contra el rey Pedro I, que pasó a la historia con el apodo de ‘el Cruel’. El jefe de los nobles rebeldes era su hermanastro Enrique, conde de Trastámara. Ese mismo año Castilla entró en guerra con el Aragón de Pedro IV, comenzando así la guerra de los ‘dos Pedros’. Enrique de Trastámara, huido en Francia, se alió con el monarca aragonés y consiguió el apoyo del rey franco.
Ante esta situación, el castellano Pedro I buscó una alianza con el mayor enemigo de Francia, que no era otro que el rey Eduardo III de Inglaterra. El canciller Pedro López de Ayala envió la primera embajada a Londres por este motivo. Las tropas inglesas ocupaban una inmensa zona del sudoeste francés y estaban ociosas desde la firma de la paz con Francia. En realidad, un parón de varios meses en lo que luego se llamó la Guerra de los Cien Años.
El regente del rey Eduardo III en la Francia ocupada era su hijo mayor, el príncipe de Gales, Eduardo, llamado popularmente ‘el Príncipe Negro’. Así pues, a comienzos del año 1367, las fuerzas inglesas del príncipe de Gales entraron en Castilla cruzando los Pirineos por territorios navarros.
Las huestes del Príncipe Negro derrotaron a las fuerzas de Enrique de Trastámara en la localidad de Nájera. Este último huyó a Francia, pero la reanudación de las hostilidades en Francia provocó la salida del heredero inglés de la Península en 1368. La guerra civil castellana cambió de tornas, pues Enrique de Trastámara acabó con la vida de su hermanastro, Pedro el Cruel, un año después en Montiel y subió al trono.