Beatriz Mesa
Periodista
En Mali, todos los grupos armados luchan por el control de un espacio floreciente en actividades criminales de manera que resulta difícil encontrar las fronteras entre los actores del narcotráfico, el yihadismo y el secesionismo. Rompieron con los equilibrios de poder (2012) hasta entonces logrados con el Estado y se levantaron en armas provocando una división del país entre norte y sur.
Una intervención internacional liderada por Francia en 2013 trató de restablecer la integridad territorial. Dicha intervención fue aprobada tras una resolución de Naciones Unidas e implicó la colaboración de otros socios de la UE como España (la Estrategia de Seguridad Nacional de 2013 apunta el Sahel como una de las zonas vitales en la próxima década en la que se será necesario actuar para fomentar la seguridad española). Cuatro años después, en el norte de Malí sigue librándose un conflicto multidimensional porque no sólo actúan los guerrilleros secesionistas dispuestos a alcanzar un acuerdo de paz con la Administración central, también los yihadistas malienses en desacuerdo con cualquier normalización política.
El Gobierno español apoyó la misión internacional enviando tropas al sur de Malí en Koulikoro (suroeste) para la formación y adiestramiento de fuerzas autóctonas en el marco de la misión europea (EUTEM). Las Fuerzas Armadas participan con más de cien efectivos en el país en colaboración bilateral con Francia. Igualmente, un contingente español (destacamento Marfil) apoya desde Senegal en el transporte aéreo a la operación Berkán, liderada por Francia en el Sahel en la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado.
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El apoyo a los Estados del Sahel, en concreto a Malí, es necesario para hacer frente a las ideologías rigoristas
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La necesidad de construir un ejército en Malí es acuciante, pero difícil en un corto plazo de tiempo, puesto que el poder central es incapaz, por escasez de medios y recursos humanos, de neutralizar a los grupos rivales y competidores del norte. Otras misiones civiles con participación española bajo bandera de la UE se han empezado a desarrollar en el campo de la formación y capacitación de cuerpos y fuerzas de seguridad de Malí (EUCAP) —también en Níger—en aras de una mayor estabilidad en un país que sufre, actualmente, una división de facto entre el norte (se negocia una acuerdo de paz bajo los auspicios de la ONU que transfiera poderes a las nuevas élites militares del norte) y el sur.
En este sentido, la implicación de los países de la UE y de España, particularmente, es importante para la gestión de unas debilitadas fronteras atravesadas por los grupos del crimen organizado, indisociables del fenómeno yihadista o secesionista. El apoyo a los Estados del Sahel, en concreto a Malí, es necesario para hacer frente a las ideologías rigoristas procedentes de los países del Golfo cuyo adoctrinamiento salafista está pervirtiendo el islam sufí de tendencia malikí que ha envuelto el Sahel. Además, es crucial un acompañamiento a los Estados para que en el futuro puedan proporcionar nuevas herramientas a una creciente juventud desempleada, cuyas parcas posibilidades de futuro les obliga a caer en las filas armadas o en las rutas migratorias buscando un mejor porvenir. Los flujos migratorios no menguan precisamente por la falta de oportunidades que ofrecen sus países de origen y les conducen hacia puentes de tránsito a Europa como Libia, cuyo vacío securitario, desde la guerra de 2011, ha permitido a las mafias utilizar esta vía para el tráfico de seres humanos. Las fuerzas armadas españolas también participan en una misión de la Unión Europea en aguas del Mediterráneo, frente a las costas libias, para luchar contra un modelo de negocio millonario que cada día pone en riesgo la vida de cientos de personas.
Las relativamente recientes guerras en el Norte de África (Libia) y el posterior conflicto surgido en Malí e incluso Nigeria han contribuido a la fabricación de una nueva agenda para la política exterior española que sitúa en primera línea el Sahel. El interés no sólo se limita a la clase política, la producción española histórica, académica y periodística sobre la región del Sahel empieza a desarrollarse contribuyendo a que la región sahelo-saheriana se convierta en zona de estudios para todos.
Este artículo es un resumen del publicado en esglobal