Foto: AR
Stefano Sannino / Embajador de Italia
Alberto Rubio. 26/05/2017
Conoce perfectamente los entresijos de la política europea y considera que el populismo es “consecuencia de la falta de respuestas política a las crisis de los últimos años”. Stefano Sannino, embajador de Italia, asegura que “la clave es promover iniciativas comunes que respondan al malestar de los ciudadanos”.
¿No es un malestar excesivo, si analizamos los beneficios que aporta la UE?
Completamente de acuerdo, pero tendemos a olvidarnos de lo bueno y fijarnos en lo malo. Además muchos gobiernos utilizan a la UE como chivo expiatorio. Si hay algo bueno “lo han hecho ellos” y si es malo “Bruselas se lo impone”. Eso crea un sentimiento de desafección.
Viéndolo así, ¿se siente soledad en la Comisión?
Se ha creado un mito del eurócrata, gris, sin cara, malvado… Pero es un estereotipo. Sí, la sensación es que vives un poco apartado. También es cierto que Bruselas opera como una burbuja. Allí te concentras en las instituciones, en las temas europeos. Al llegar a Madrid me llamó la atención que, como en otras capitales, aquello se percibe muy lejos. Lo cierto es que no hemos conseguido que la dimensión europea sea parte natural de nosotros.
¿Cómo podemos recuperar el proyecto europeo?
El espíritu inicial era más generoso. Los jefes de Estado de la época pensaban en el conjunto, en superar los viejos enfrentamientos. Ahora, y eso es muy triste, los Consejos son una lucha en la que los jefes tiran hacia su lado, en una supuesta defensa de sus interesas nacionales. Se ha perdido el espíritu europeo.
Antes teníamos un sueño político que nos gustaba a todos y tenía un impacto limitado sobre los ciudadanos. Progresivamente la convergencia europea ha ido tocando la educación, la sanidad. Cosas que afectan a todos. Y nos ha faltado un liderazgo político capaz, para gestionarlo todo.
¿Los políticos “clásicos” se han vuelto populistas?
En algunos casos. Los políticos buscan votos y, quizá inconscientemente, se vuelven más populistas. Es un error: el votante elige el original, no la copia.
¿La elección de Macron cierra la crisis?
Yo no diría eso. Pero hay una perspectiva algo más positiva.
Algunos creen que el Reino Unido podría plantearse regresar.
Me parece complicado, pero es interesante que se diga. Estamos viendo lo difícil que es cortar el vínculo con un país que ha tenido una influencia enorme en Europa y que, paradójicamente, fue el campeón de la ampliación.
¿Cómo nos afectará la presidencia de Trump?
Mi impresión es que con Trump hay un riesgo de vuelta al unilateralismo. Creo firmemente en la multipolaridad porque forma contrapesos que evitan que nos rijamos sólo por la ley del más fuerte.
¿Italia y España podemos hacer más ante la crisis migratoria?
Claro, pero en este asunto no podemos pasar de un extremo a otro. Necesitamos una posición equilibrada que mire a la presión migratoria como algo estructural que, más allá de crisis puntuales, seguirá existiendo.
¿La cooperación no ha sido suficiente?
La cooperación para el desarrollo es importante pero también se necesita cooperación política, de seguridad, técnica. Hasta ahora nos centrábamos en erradicar la pobreza. Y sigue siendo lo fundamental, pero hay un mayor acuerdo entre los estados miembros en que también se puede reducir creando seguridad para que haya inversiones extranjeras. Para ello necesitamos involucrar a las dos partes, trabajar más con los países emisores.
¿Diferenciamos bien a los refugiados de los emigrantes?
Tenemos refugiados, que tienen derecho según las convenciones internacionales, pero también hay inmigrantes económicos. Me preocupa que la UE no está elaborando una política para ellos. La única que hay es retornar a todos, pero eso es negar el problema. Y los problemas no se resuelven simplemente porque no quieras verlos.
¿Queda algo por descubrir en una relación tan próxima como la hispano-italiana?
Es una relación fluida, sin altibajos. Tenemos muchas afinidades. Por ejemplo, el documento que preparó el gobierno español sobre política monetaria europea. Creo que propone un interesante equilibrio entre responsabilidad y solidaridad. También tenemos afinidad en temas migratorios, la OTAN o la relación de la UE con América Latina. Y, por supuesto, compartimos la visión de una Europa más integrada. Podemos avanzar más creando proyectos comunes. Tendríamos más fuerza que trabajando individualmente. Juntos logramos que los concursos en Bruselas no se hagan sólo en inglés, francés y alemán, sino también en español e italiano. Una pequeña pero significativa victoria.
¿Ese es el objetivo de ITmakES?
Tenemos que crear más puentes entre países implicando a las sociedades. Italianos y españoles tenemos muchos lazos, pero necesitamos ser más proactivos, dar oportunidades a los jóvenes que empiezan sus proyectos y darles visibilidad. Por eso me gusta ITmakES. Debemos poner en valor esa innovación que estamos creando juntos. Un vínculo más fuerte entre nosotros ayudará a la integración europea.