Javier Fernández Arribas
Director de Atalayar
Ahora que Trump se empeña en cerrar las puertas a unos cuantos miles de musulmanes de 7 países, incluidos los iraquíes que han colaborado con las tropas norteamericanas, y pretende humillar a millones de mexicanos con el pago de la construcción de un muro en la frontera, resulta que México tiene una excelente salida en el mercado musulmán para sus productos. Son 1.700 millones de consumidores.
El presidente mexicano, Peña Nieto, ha ordenado a sus ministros que activen urgentemente otros mercados que sustituyan al norteamericano donde, hasta ahora, se exportaba el 80% de la producción, gracias, entre otras cuestiones, al NAFTA, el acuerdo de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá. El que presenta más ventajas y facilidades es el mercado musulmán frente al chino que conlleva bastantes inconvenientes paralelos. Las empresas mexicanas, sobre todo del sector agroalimentario, han comenzado a adaptarse a las reglas que exigen la gran mayoría de consumidores musulmanes.
Cerca de una veintena de destacadas productoras de carne y otros alimentos han obtenido la certificación Halal por parte del Instituto Halal de España que está ya abriendo oficina en México D.F. Las primeras certificaciones las entregó el pasado mes de diciembre el propio presidente, Peña Nieto, y la segunda tanda corrió, hace unos días, a cargo de José Calzada, responsable de la Secretaría (Ministerio) de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) dentro del programa para certificar unas 100 empresas en este año 2017.
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Tras las medidas de Trump, México mira hacia los países musulmanes para exportar sus productos
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El objetivo del Gobierno mexicano es comercializar en cinco años más de 1.000 millones de dólares en un mercado que importa entre el 80 y 90% de los productos que consume, sobre todo carne, pollo, conservas de pescado, legumbres, café o especias, entre otros. La política tan agresiva de Trump obliga a los demás, como México, a buscar nuevos rumbos, algunos en connivencia con otros afectados como los musulmanes.
También es una oportunidad para Europa, para su refundación, y para España que tiene unos lazos históricos con el mundo musulmán y que tiene, en estos momentos, buena parte de su fortaleza económica en la internacionalización con sus exportaciones. Otro mercado que se le abre a las empresas españolas es el de Malasia, con 30 millones de consumidores, tras la renovación de la acreditación al Instituto Halal español por parte de las autoridades de esta potencia económica de Asia. Por encima de Trump y de provocaciones terroristas, la economía y el comercio fomentan el bienestar y el entendimiento.
Este artículo ha sido publicado en Atalayar
(09/02/2017)