Gabriel Cortina
Analista de Defensa y Política internacional
El 16 de diciembre del pasado año se celebró el 25 aniversario de la independencia de Kazajistán (1991). Durante los 55 años anteriores había formado parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, siendo la última de ellas en romper lazos con Moscú. En términos geopolíticos, su territorio es el colchón de seguridad de Asia Central. A continuación, exponemos las razones.
Kazajistán, con capital en Astaná, comparte frontera con dos gigantes, Rusia y China, además de con Kirguistán, Uzbekistán y Turkmenistán. País transcontinental, su extensión le otorga el noveno puesto en el ranking mundial, similar al de Argentina. Un terreno de llanuras, estepas, cañones, montañas y desiertos, y una costa en el mar Caspio y mar de Aral, determinan su escenario.
Su población, de 18,3 millones de habitantes, refleja una baja densidad (siete habitantes/km2) pero unos elevados índices de diversidad étnica, a causa de las movilizaciones de Stalin, destacando kazajos (63,1%) y rusos (23,7%). A esta diversidad étnica le sigue la religiosa. Un aspecto que conviene ser resaltado como un éxito del presidente Nursultán Nazarbáyev es el haber logrado desarrollar un modelo único de convivencia y de estabilidad social, gracias a una legislación en favor de la libertad religiosa. La influencia yihadista islámica de la cercana Afganistán mengua merced a los mecanismos que garantizan con eficacia el equilibrio entre seguridad y libertad.
En cuanto a su presencia internacional, Kazajistán es parte de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) junto con China, Kirguistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán. El objetivo de la organización es generar lazos a favor de una cooperación diversa en el ámbito policial, de servicios de inteligencia, además de recursos energéticos. También está integrada en la Unión Económica Euroasiática, con Rusia, Armenia, Bielorrusia y Kirguistán. En el ámbito de la seguridad, forma parte de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), la mayor organización de seguridad regional, y fue el primer Estado postsoviético en ocupar su presidencia (2010). Además, durante el periodo 2017-2018 es miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.
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«La transición de la era post-Nazarbáyev marcará la madurez de la república exsoviética»
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La geoestrategia de Kazajistán viene condicionada por sus intereses económicos y comerciales. Sus cifras son llamativas. Cuenta con una abundante oferta de minerales de fácil acceso, amplios recursos de combustibles fósiles e industrias de extracción (petróleo, gas natural y minerales). El ranking señala que es el mayor productor de uranio del mundo, la segunda reserva más grande en uranio, cromo, plomo y zinc, la tercera reserva de manganeso y la quinta de cobre. Está entre los diez primeros productores de carbón, hierro y oro; exporta diamantes, cuenta con el 11% de reservas de petróleo y gas natural del mundo, y el 10,3% de su PIB viene representado por la actividad agrícola. Sin embargo, sufre una notable escasez de recursos hídricos.
Kazajistán es clave para garantizar la estabilidad de Asia Central. Basta ver un mapa para comprenderlo. Su política exterior es multivectorial, atendiendo a los intereses de Rusia y China, por un lado, y de Estados Unidos y la Unión Europea, por otro. Es un enclave estratégico para garantizar las rutas comerciales y el suministro energético y está rodeada por cuatro potencias nucleares: Rusia, China, la India y Paquistán. El tren llamado “el español” cruza estas rutas con la firma Talgo. Desde el punto de vista de la seguridad, Kazajistán es miembro del Collective Security Treaty Organization (CSTO), formada además por Rusia, Armenia, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, y de la Asociación para la Paz, del ámbito de la OTAN.
En cuanto a la política de defensa, cabe señalar que, por razones históricas, tanto su doctrina como su principal material militar han sido hasta ahora de origen soviético. En 2011 decidió cambiar este estatus y aprobó en una de sus medidas legislativas que el 70% del abastecimiento de las fuerzas armadas tuviera su origen en la industria nacional. La soberanía marcaba la orientación del armamento y el material, y para ello dispone de un presupuesto de siete mil millones de dólares. Sin embargo, desde el punto de vista tecnológico y logístico, esta medida no será fácil de llevar a cabo. De hecho, gracias a una generosa donación de Moscú, Kazajistán participa en el sistema regional de defensa aérea con los misiles antiaéreos rusos S-300 / S-400.
El cosmódromode Baikonur, escenario de los lanzamientos de cohetes y desde donde se realiza el seguimiento de la Estación Espacial Internacional, manifiesta de forma singular los vínculos de vecindad. Este enclave estratégico de las capacidades espaciales rusas es hoy lo que en el ámbito naval fue Sebastopol. Por esa razón, el escenario de Crimea preocupa en Astaná.
Otra de sus preocupaciones es la influencia expansiva de China, que resulta equilibrada debido a que la Ruta de la Seda que une a Pekín con los grandes mercados continentales necesita unas vías seguras que garanticen la estabilidad comercial y el acceso a los recursos estratégicos. Posiblemente, la transición de la era post-Nazarbáyev marcará la madurez de la república exsoviética y seguramente servirá de modelo político para las demás.
31/01/2017. Este artículo ha sido publicado en la Fundación FAES