Foto: A.R.
Francisco Ribeiro de Menezes / Embajador de Portugal
A. Rubio. 29/07/2016
Francisco Ribeiro de Menezes cumple su segundo ciclo como diplomático en España. El primero, entre 2001 y 2005, coincidió con la transición de Aznar a Zapatero. “Ahora las cosas se han complicado”, señala en relación al actual panorama político español. “Todo lo que pase aquí acaba teniendo efecto en Portugal y al revés también, aunque se nota menos”.
Hay muchas cosas que nos unen. ¿Vamos hacia la Unión Ibérica de la que se habla a veces?
Creo que es más una anécdota que una realidad. Algo que a veces nos preguntamos cómo sería, pero nada más. Ambos países tenemos una profunda amistad y sabemos que tener dos voces fuertes en la UE es más eficaz que una sola. Lo importante es que todos tenemos un fuerte sentimiento de pertenencia a la realidad europea.
Una realidad europea que ha podido darnos un disgusto, aunque al final no hubo multa de la Comisión por déficit excesivo.
Los gobierno de España y Portugal hemos sido solidarios en este proceso. Hemos compartido puntos de vista e información. Y nuestra convicción era que la Comisión y el Consejo acabarían por tener el sentido común de no imponer una multa, como ha sido.
Hubiera sido muy poco razonable imponer una sanción a dos de los países que más han hecho para superar la crisis. Nadie lo habría entendido y habría tenido un impacto muy fuerte sobre la percepción de la UE en la opinión pública.
Hubiera colmado el “efecto Brexit”, ¿no?
Nadie deseaba el Brexit. El Reino Unido es una pieza importante en los equilibrios intracomunitarios y en muchos aspectos de la política exterior. Pero los pro-Brexit sostenían que la UE se ha alejado de los problemas cotidianos de las personas. Imponer sanciones a estados que no han podido, pero siempre han querido, cumplir sus obligaciones habría dado a la opinión pública más razones para criticar el proyecto europeo. Hubiera sido una tragedia.
Volvamos a las relaciones bilaterales. ¿Les afecta la falta de gobierno en España?
Hay un nivel de diálogo que suele tener como elemento central las cumbres y, en ese sentido, la ausencia de gobierno en plenitud de funciones ha hecho que nos encontremos en modo pausa, a la espera de que se forme gobierno.
¿Se nota también en las relaciones económicas?
Nuestros intercambios económicos se encuentran ya en un nivel superior al de antes de la crisis. España exporta más a Portugal que hacia América Latina. Las exportaciones de Portugal a España, nuestro principal destino, crecieron un 10%. Nuestro déficit comercial se compensa con el superávit en la balanza de servicios. Es un equilibrio sin paralelo entre dos vecinos con tamaños tan distintos.
¿Y en otros ámbitos?
Tenemos un grado de complementariedad extraordinario en el ámbito cultural. 30.000 niños españoles están aprendiendo portugués. Nunca hubo tantos autores portugueses traducidos al español. Nuestras dos lenguas las hablan ya 700 millones de personas. Y tenemos un gran potencial de desarrollo en innovación, tecnología, investigación, turismo o servicios.
¿Al final no habrá AVE a Lisboa?
La situación económica a partir de 2010 hacía impensable construirlo. Es muy caro. Si un día se dan las condiciones el proyecto volverá a la mesa. De momento, decidimos reforzar las conexiones de trenes de mercancías, dejando una parte del trabajo para un día reconvertirlo en Alta Velocidad. Y en ello hay algo de gran importancia para ambos países: el acceso al puerto de Sines, que tiene mayor importancia estratégica ahora por la ampliación del Canal de Panamá. A principios de la próxima década todo estará operativo.
¿La victoria de Portugal en la Eurocopa hará que aumente el PIB como dicen?
Me encanta que después de dos campeonatos para España le haya tocado a Portugal. Desde luego, la autoestima ha aumentado. Estuve ese fin de semana en Lisboa y el país parecía otro. Pero respecto al PIB, ya veremos. Ojalá tenga un efecto positivo.
SUS FAVORITOS
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«El Alentejo. Siempre veraneamos allí, al norte de Évora».
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[box style=»0″]UN LIBRO
«“El cuarteto de Alejandría”, de Lawrence Durrell».
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[box style=»0″]UN PLATO
«Aquí en España, los callos con garbanzos».
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