Simón Shen Yeaw Ko
Representante de la Oficina Económica y Cultural de Taipei en España
La reciente sentencia emitida por la Corte Permanente de Arbitraje de la Haya sobre el conflicto en aguas del Mar de China Meridional, a instancias del arbitraje solicitado por Filipinas, lejos de solucionar las disputas territoriales entre las diferentes partes implicadas lo que hace es poner seriamente en peligro el estatus jurídico de las islas en cuestión y, sobre todo, ignorar por completo la implicación de la soberanía de la República de China (Taiwán).
Pese a hacer referencia a islas gobernadas por Taiwán, como es el caso de Taiping (Itu Aba), la isla más grande del archipiélago, el tribunal no ha invitado formalmente al Gobierno de Taiwán a participar en el procedimiento y ni siquiera le ha solicitado su opinión. Además, en su argumentación, el tribunal utiliza para referirse a Taiwán la denominación “Taiwán authority of China”, lo cual por razón obvia es tan inapropiado como inaceptable.
El tribunal considera que las islas en disputa pertenecientes al archipiélago de las Spratly son todas ellas rocas que “no generan zonas económicas exclusivas”, argumento que mi Gobierno ya se encargó de rebatir al demostrar, mediante diferentes viajes de inspección de equipos expertos, que la isla Taiping es un lugar con agua potable y recursos suficientes de habitabilidad, y que por tanto se ajusta a la definición de isla según el Convenio de Naciones Unidas sobre el Derecho Marítimo (UNCLOS, siglas en inglés).
No obstante, y aunque mi Gobierno solo puede expresar su disconformidad con una sentencia que no tiene fuerza vinculante para Taiwán, es nuestro deseo que todas las partes implicadas resuelvan las disputas de manera pacífica mediante negociaciones multilaterales sobre una base de igualdad, dejando de lado las diferencias y compartiendo los recursos, promoviendo así la paz y la estabilidad en la región.