Texto y foto: Antonio Colmenar. 04/04/2016
El Tajo de Ronda es un desfiladero sobre el que se sitúa esta pintoresca ciudad malagueña. Tiene una garganta excavada en la tierra de medio kilómetro de longitud y un centenar de metros de profundidad. Su anchura es de 50 metros y cuenta con un gran escarpe que se abre hacia la llamada ‘La Caldera’, una hondonada de forma circular.
La ciudad se asienta sobre una meseta rocosa a 739 metros sobre el nivel del mar, dividida en dos partes por este cañón por el que discurre el río Guadalevín, afluente del río Guadiaro. El tajo se extiende además sobre el valle de los Molinos.
En el 711 se produjo la invasión musulmana de la península y dos años más tarde, la actual Ronda abrió sus puertas, sin presentar batalla, al jefe musulmán. La ciudad pasó a denominarse Izn-Rand Onda (la ciudad del castillo) convirtiéndose en la capital de la provincia andalusí de Takurunna.
Ya en el siglo XIX, viajeros románticos como Washington Irving tomaron Ronda como fuente de inspiración, mezclando la historia real con la ficción, forjando la imagen romántica que aún tiene la ciudad. En 1918 se celebró la Asamblea de Ronda en la que se fijó el actual diseño de la Bandera, el Himno y el Escudo de Andalucía.
Durante la Guerra Civil española se desarrolló en Ronda el episodio que inspiró a Ernest Heningway en su obra ‘Por quién doblan las campanas’, a raíz de un suceso que ocurrió al principio de la contienda y por el que cerca de medio millar de simpatizantes del bando sublevado fueron arrojados por el barranco.