Miren Itziar Taboada y Luis Arias Romero./ Fotos: Casa América/MAEC
The Diplomat. 20/04/2016
El departamento de José Manuel García-Margallo mandó ayer una circular interna, a la que ha tenido acceso The Diplomat, en la que resuelve los destinos en el exterior que sacó a concurso el pasado mes de marzo para este año 2016, en lo que en la jerga diplomática se denomina ‘el bombo’.
The Diplomat ya adelantó a finales de marzo los nueve puestos más sensibles a los que la oficina de Margallo les había asignado un asterisco. El resto de puestos se dieron a conocer ayer tras haber sido consultada la Junta de la Carrera. Los más importantes son los Consulados Generales de París (al que irá Luis Arias), Moscú (Itziar Taboada) y Estambul (Carlos Díaz Valcárcel).
Otros Consulados que se han cubierto ahora son los de Lyon (Pablo de Benavides), Marsella (Guillermo Martínez-Correcher), Boston (Fernando Alvargonzález), Francfort (Alvaro Trejo), Dusseldorf (Mercedes Alonso), Tánger (Pablo Zaldívar), Salvador de Bahía (Gonzalo Fournier), Lima (José Luis Martín-Yagüe), Mumbai (Andrés Collado), Cartagena de Indias (Guillermo Marín), Oporto (Aleix Garau) y Andorra la Vella (Josep María Bosch). Han quedado vacantes los Consulados en Chicago y Alejandría. Además, Felipe de la Morena dirigirá la coordinación de la Representación Permanente ante la UE. y Jorge Cabezas será el «número dos· en la OEA.
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Exteriores resuelve la convocatoria de puestos en el exterior, que incluye una veintena de Consulados
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Exteriores publica siempre a finales de abril la relación de puestos adjudicados en ‘el bombo’ y las nuevas incorporaciones se producen durante el mes de agosto. Este ‘bombo’ generó críticas del PSOE al estar el Gobierno en funciones, así como inquietud entre los diplomáticos al no haberse resuelto la convocatoria de embajadas que se abrió el pasado mes de octubre.
Estos puestos siguen sin tener destinatarios porque Margallo adujo que el Ejecutivo no puede resolver todavía la citada convocatoria mientras esté gobernando de forma interina. De ahí que algunos diplomáticos manifestasen su desconcierto al encontrarse con el dilema de concursar en el ‘bombo’ y obtener un puesto, lo que podría entenderse que renunciaban a su solicitud para ser embajador, o bien esperar a que se resuelva el concurso de embajadores. La consecuencia de esto último es que podían quedarse sin la Embajada que esperaban -porque no les fuese adjudicada- y también sin ninguno de los otros puestos a los que podían acceder en ‘el bombo’.